viernes, 16 de junio de 2023

En lo alto de la campana de Gauss

 Hay que ver que nuestra juventud se consumió en un abrir y cerrar de ojos y nos advirtieron mucho sobre aprovecharla y tratar de disfrutarla. También hubo quien nos prometió que no íbamos a servir para nada y que éramos una juventud perdida, errática y desaforada. Nada peor que el temor de volverse adultos al que se refería González o el temor que tiene cada chico de ocupar su puesto en la escala social que le corresponde. Válido completamente ¿Quién quiere responsabilidades, deudas, hijos, impuestos, arriendos, cuentas de servicio y trabajos estables? No hacemos mal cuando les recomendamos coherencia con la vida y aprendizaje, aunque es probable que tal recomendación sea tan mala como la contraria de decirles que disfruten y saquen la cabeza por el hueco que la hayan metido, que se levanten la falda y se bajen los calzones sin tregua ni compromiso porque la vida, al decir de los Radikales "son cuatro día y tres pasaron ya" o al decir de los orientales es un hotel con estancia de cinco días en el que al sexto día, de buena o de mala gana hay que abandonar. Creemos que es pertinente recordar a los jóvenes cachorros que la distribución estadística humana revela un ascenso y descenso en la potencia vital, un ascenso y descenso en la energía y en la capacidad de aprendizaje. Un alto y un bajo en las defensas del cuerpo. Existe un máximo en las capacidades dependientes del tiempo de vida. Si. No se puede vivir joven eternamente y es por ello que la niñez y la juventud están en el aparte de grabar el disco duro donde se guardaran muchas experiencias y muchas enseñanzas y seguramente confirman la escena el hecho de que quienes no han seguido los consejos de los adultos no han logrado mayores progresos, estadísticamente hablando porque ejemplos hay de burros en pastizales finos. El que se repite a sí mismo que le es imposible aprender ortografía, nunca la aprenderá porque ya se disculpó con sí mismo y con los demás. Igual para cada situación en la vida, postergar o procrastinar es virtud de indecisos. Dejemos para pasado mañana lo que podamos hacer mañana y para después lo que ahora no nos cuesta demasiado. El adulto humano ya no aprende mucho porque ha impreso y ocupado el disco de arranque y es por eso que la niñez y la juventud son tan buenas para educar el cerebro. Loro viejo no aprende a hablar y si aprende lo hace con los remilgos de la programación anterior. Es la juventud el momento de promover el deporte, la calistenia y la gimnasia porque la flexibilidad es entrenable en esta época y el gusto por la salud y los mismos músculos aún pueden desarrollarse. Llega una etapa en la adultez en el que ya el deporte no hace más que cansarnos y provocarnos desgarres y huesos rotos. Nos volvemos cada vez más propensos a enfermarnos y a padecer del corazón, las articulaciones y la columna, el hígado, los riñones y la próstata a medida que envejecemos. No puede ser malo el consejo de aprovechar esos momentos de efervescencia y calor de los que hablara el tribuno porque la vida humana está supeditada a una campana de Gauss y el máximo llega muy pronto en la vida de la mayoría. No amaneceremos más jóvenes mañana. ¿A qué dedicarnos? Es una tarea difícil y muchos no aprovecharán de ella y lo pensarán en su futuro ¿Por qué no hice esto o aquello que me recomendaron? pero queda en suspensión mientras cada uno decide cuando es la hora de aceptar ser adulto. Hay actitudes clave en la juventud, me llama mucho la atención aquella que repiten con mucho desafuero "Sin mente como el demente" y que consideran una virtud impulsora de sus mejores ideas o aquella de "mientras menos sepa más vive" que figura en el culmen de sus ideales. Esta última muy cierta. No en cuanto a larga la vida sino en cuanto a tensiones emocionales. El que ignora el mundo en su totalidad cree que dios lo puso agachado en un papero o detrás de una mula y que sus dolores son designio divino; quien no aprendió física y matemáticas se deja timar en su buena fe con las artimañas del empleador y hasta eleva plegarias por él y por darle un empleo de esclavo de salario mínimo; El ígnaro no se revela, puede ser un pecado contra dios, además que está seguro de ese puesto en el cielo que le prometieron los curas que nunca han ido. Es probable que ocurra lo que predecía Ortíz Betancur: un obrero ignorante es un obrero contento y el que se educa se pierde como trabajador raso. Y acá estamos de nuevo, ofreciendo una idea, la decisión es personal pero la invitación es general. A cada uno le toca enfrentar sus decisiones. Aprovecha el momento de efervescencia y calor o antes de que te des cuenta serás tratado como un inútil y que me perdone don José Acevedo y Gómez.

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