martes, 5 de diciembre de 2023

El gato y el ratón

 ¿A qué te cojo ratón? A que no gato mamón. Apostemos una mogolla y un chicharrón... Así empieza una pieza del folclore latino donde un gato persigue una rata o ratón para demostrarle el gato a la rata que podía con ella o la rata al gato lo mismo pero al revés. No se vayan a ir de para atrás que esto es lo más común del mercado persa. Mis chicos de noveno me dicen que dos profesores responden cosas opuestas sobre el mismo tema y me pidieron opinión. El asunto radica en que el profesor de educación física les dijo que bañarse después de hacer ejercicio no afectaba en absoluto y la profesora de corte y confección les asegura que tal cosa es peligrosísima. Yo no puedo dirimir la cuestión y los acuso de falta de ciencia. La pregunta se devuelve al fenómeno llamado choque térmico, en donde ocurre una variación abrupta de la temperatura que puede afectar materiales diversos, en especial la cerámica y el vidrio. Ya sabemos por experimentación, que una botella sometida a calor externo, alto y luego sumergida en agua con hielo, se romperá con facilidad y quienes han hecho algún experimento con vidrio o cerámica al calor sabrán lo quebradizas que resultan bajo estas condiciones. Esto se debe a que el calor dilata y el frío contrae. Si una superficie es sometida a una expansión muy veloz o una contracción muy veloz, su tenacidad, que es su resistencia a dejarse moldear, hace que exista una gradiente de expansión que fragmenta el material. Imagínense como si los átomos fueran personas muy juntas tomadas de las manos y el calor les hiciera separar. Cuando el calor hace separar las primeras filas y las otras no han sentido el calor, las más inmediatas halan a las dormidas provocando que se suelten. El colapso térmico existe, no hay duda alguna, punto para el corte. Los seres humanos poseen un organismo de sangre caliente, con lo que nuestro sistema se conserva a unos delicados y tibios 37,5 grados. Si el sistema detector de calor detecta un ascenso en la temperatura comenzará un proceso de transpiración y comenzará a llevar la sangre a la superficie: cara y extremidades para liberar el exceso que, eventualmente funcionará o el ser vivo morirá indefectiblemente luego de que su temperatura interna provoque el colapso general. Si el sistema detecta un descenso de temperatura, la señal le indicará a los músculos iniciar a andar y tiritar y retendrá la sangre en el centro del cuerpo, retirándola de las extremidades y el cerebro. No es raro aquello de que a muy bajas temperaturas como en el Everest, nuestro cerebro se desconecte. La prioridad del sistema límbico es mantener la vida no el pensamiento. El cuerpo humano se auto regula. Punto para el atleta. ¿Qué tan malo es estar acalorado y bañarse? Todos los deportistas lo hacen. ¿Oye usted de muertes todos los días? Ocurre incluso que a veces un partido inicia con buen tiempo y luego ocurre una tormenta. Los jugadores no se quiebran en la cancha o caen con convulsiones. Otro punto para el corredor. ¿Han ocurrido muertes por cambios abruptos de temperatura, fatiga y estrés del sistema? Si. Punto para la tejedora. ¿Es posible morir por un colapso térmico? Las investigaciones revelan que pasar de un ambiente frío a uno caliente puede producir trastornos circulatorios e incremento en la presión arterial. Fíjense muy bien en el "puede", existe al menos una posibilidad. Punto de nuevo para la tejedora. La estadística apoya al corredor ya que estos fenómenos son curiosidades humanas que se esparcen como chismes. Imagínense que un niño se chupaba un bombón y se cayó. El palito se le enterró en el paladar. Luego miren cuantos bombones se venden en el mundo y detecten la incidencia de los palitos enterrados en paladares, pueden deducir fácilmente que el riesgo es bastante bajo y no por ello debo dejar de comer lo que me gusta. ¿Declaramos un empate? No. Nunca. Ambos tienen razón y ambos se equivocan. Los cambios abruptos de temperatura son difíciles de emular en los ambientes en los que nos movemos y el organismo se adapta al cambio leve compensándolo y la tejedora está equivocada aunque tenga estadísticas viciadas y redes que le apoyen. El corredor está equivocado porque, muy a pesar de la baja estadística que asegura que un cigarrillo, apenas enciende la gasolina líquida en unas tres de cada cien, las gasolineras los prohíben y no se debe tomar el riesgo. Al igual las personas jóvenes no conocen de los riesgos de su organismo, de una falla cardiaca o pulmonar, de alguna alteración de la sangre y por ello se recomienda cuidarse de los cambios abruptos de temperatura, sobre todo por el modelo de hidrocución, que si bien no es mortal en sí, puede degenerar en ella. Conclusión: Cuídense, pero no es tanto que el sereno o el chiflón maten gente sana como que empujan a gente con sistemas inmunes comprometidos y como ninguno sabe que tan comprometido está su sistema no quiera averiguarlo por el método del método.

No hay comentarios:

Publicar un comentario