Con lo que me gustó del tercer libro de Harari sobre 21 lecciones para el siglo XXI y que así se llama, por supuesto, tenemos que reflexionar sobre el cambio establecido por la ciencia en el actual siglo, el XXI, claro está. Hay que leerlo definitivamente, pero una sincera defensa de homo con respecto a sus dioses se hizo evidente. Harari no menosprecia la religión como engrudo pegante social: "como no voy a ayudar a mi hermano en cristo si cree en el mismo dios que yo" e incluso "como no tener transacciones con él si su código ético es el mismo mío". Esa discusión ya fue elaborada y asumida, sin las religiones y la cultura ─de las religiones, obvio─ se desprende por corolario el que tantos homos hayan podido reunirse y hacer cosas en común y llegar al siglo XXI con tanto potencial y tanta destrucción a su alcance. La contraparte desfigurada y cruel la presenta en el momento de añadir que hoy homo es libre de sus creencias ─en parte─ pero que al sentirse enfermo, aunque reza y pide y paga misas a precio de oro y se da golpes de pecho, y acude a un sanador chibcha o a un rezandero y hasta a un sobador; en el momento crítico y real de ver a un tipo con una pierna partida en tres partes, acuden a la ciencia sin remedio. Es muy claro que al accidentarse en la autopista no llaman al cura del pueblo sino a la ambulancia y es evidente que frente al sangrado hemorrágico se acuda al conocimiento médico de hacer presión y poner apósitos y no al trazado sortilégico de cruces sobre la herida abierta. La estadística sobre cual de las dos ha sido más efectiva es anonadante y obvia, puesto que hay muy pocos seres humanos hoy día que se enfrenten al mundo con una cruz o una media luna o una "sillita" como único seguro frente a la adversidad médica. La seguridad espiritual es otro caso aparte y en ese la ciencia no ha dado un sólo paso al frente. Para las cosas médicas, la reparación de celulares, la compra de tecnología y el avance en cuanto a cura de enfermedades está la ciencia y para el alma y el espíritu está el sacerdote y la fe. Los cristianos tienen fe y tienen celulares, pero ninguno al comprar un celular se fía de llamar al sacerdote para que bendiga las disposiciones de tal o cual marca de celular como mejores y más sabias o más aptas que las de otro en particular, al contrario, un "techie" se encarga de promulgar las bondades de tener 6 gigas de ROM con 8 núcleos a 2,4 ghz y 128 gigas de RAM con doble cámara "Weiss" de 28 Megapixeles con emulador 3d y capacidad biométrica completa en cuanto a rostros, huellas y lecturas de presión y cardíacas. Definitivamente dios anda sobrando en las cuestiones tecnológicas y las cuestiones tecnológicas sobran en cuanto al espíritu... aunque existan aplicaciones para rezar a la virgen María y capaces de traer las escrituras del Corán o el Talmud con las explicaciones de rabinos y sacerdotes, hay canales cristianos y canales judíos; incluso empresas judías o védicas que promueven tal o cual consumo y tal o cual restricción. Hay restaurantes judíos y restaurantes veganos y vegetarianos ─¿puede alguien conjeturar que tantas bondades recicladas con tanta normativa y enseñanza no es una doctrina de fe?─; y aún se puede pegar una estampita de una virgen o de un pez sobre el protector trasero ─nunca sobre la pantalla─ para que todos sepan cuales son nuestros nexos con la religión y la tecnología. La religión puede cambiar y adoraremos otros dioses, la necesidad de creer en algo es carcoma humana, pero es más cruel la carcoma de ser capaces de creer en mitos que en realidades, en ciencia que en mitología. A un chico le es imposible pensar que dios no existe, tiene miedo de decirlo o de estar completamente sólo frente a su albedrío, que como veremos más adelante no es ningún albedrío y le aterra que todo lo que le han enseñado caiga sin apoyo de una estructura matemática. Igual le ha pasado a muchos científicos de ayer y de hoy. Es fácil renegar de dios cuando no nos está aquejando un cáncer mortal o un ELA y al parecer, como primera lección y no en su orden: tanto la religión como la tecnología se hacen imprescindibles, fusionarlas en una sola es más un ideal sincrético, pero yo pronostico, que quien no empiece a rezar y a entender los bits como deben ser, arderán en el infierno de la manipulación eterna porque deberán prestar sus servicios, sus libertades y sus lealtades al que realmente entienda como funcionan dichos bits.
PS: También se pueden bajar imágenes PDF o VGA o incluso BMP o PNG de pasajes divinos o de cuadros icónicos religiosos y ponerlos en el salvador de pantalla o en la pantalla de inicio.
PS 2: Un buen sincretismo hoy puede convertir los bits en almas o en seres divinos y rezarles o adorarlos de alguna forma, aunque los miles de bobitos que andan por ahí pegados de los resultados de sus mensajes y sus redes sociales ya es un cambio generacional que implica el cambio de nuestras prioridades y nuestras religiones o sobre todo de a quien le rendimos cuentas y sin quien no podemos vivir.
PS 3: Las religiones van cambiando y hoy encontramos religiones bastante curiosas, pero no impredecibles como la religión Simpson o la religión de Goku o la de Pokemón. También se ve el culto y la extrema de rezar y conocer los ataques y peregrinaciones de cada santo, Piccolo o Ten Shin Han y una prueba de ello, es que más de uno me ha querido corregir el Piccolo por Piccoro, pero les cuento que eso depende de la traducción bíblica a que corresponde.
PS 4: No es en balde que toda nueva normativa busque hacerse avalar de la ciencia, pero el rock, el veganismo, y la intolerancia racial, no tienen bases científicas sino religiosas.
PS 4: No es en balde que toda nueva normativa busque hacerse avalar de la ciencia, pero el rock, el veganismo, y la intolerancia racial, no tienen bases científicas sino religiosas.
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