jueves, 6 de agosto de 2020

Acrocordones

Me levanté hoy con la noticia de una "medida de aseguramiento" para un famoso político colombiano. Recibí la llamada de mi querido Camilo celebrando y pidiendo borrachera para la fiesta. Yo no celebro, más bien me da rabia, que tras una medida de aseguramiento le sigan llamando SENADOR. Sólo en Colombia ocurre que un "presunto" criminal o alguien que ha sido citado a mil declaraciones por diversas razones, continua ocupando y devengando en la sala de los magistrados. Yo le respondí con mi habitual desapego y le aclaré que esos personajes caen hacía arriba, nunca conocerán la cárcel como tal, ni existirán las pruebas, ni se comprobarán sus nexos con nada ilícito. Ahí mismito brincaron los Brutus del poder, minutos antes de una traición y jurando que la suprema corte es la justicia y que de ninguna manera están contra ella, pero que no comparten sus medidas. Los Gestas del diletantismo mandaron mensajes de apoyo a ese pastor de ovejas para que él les pudiera confirmar "En verdad os digo que mañana estaréis conmigo en el paraíso" que, yo sé, no será la cárcel y los flautistas Hamelinianos dictaron el pensamiento general de que no existen motivos para tal medida o que son absurdas "presunciones". Ningún canal, ningún noticiero en Colombia dejó pasar la oportunidad de incluir la nota de la desvergüenza de dictar "medida de aseguramiento" a tan importante prócer, con tan importantes aportes a la política nacional y al manejo de los hilos. El Gran Colombiano no puede ser culpable de nada más que de ayudar al país y de ser un héroe nacional del hemiciclo. Me apena que cada periodista puso en su boca una defensa flauteada, casi imperceptible, pero capaz de confundir, hasta yo estoy presumiendo que, definitivamente, es inocente. La situación es que las pruebas no son "sólidas" los testigos no son "fiables" por sus dudosísimas raíces y sus  procedencias rebatibles, la "manera" como se consiguen las grabaciones no es apta para procesamiento, lo que me implica que si "por casualidad" o con gusto, grabo un asesinato o una conversación de un pervertido abusando a una infante, por no pedir permiso, las pruebas no son válidas. Cada cámara de este país queda en tela del juicio que yo mi permiso no he dado y me siento más inseguro con ellas, por aquello del "Big brother is watchig you" o si prefieren por el "Ojo tv" de La Polla. En fin, me perdí. Que las pruebas no son suficientes, que, en verdad, no existen pruebas y que "pobrecito" por él y por su familia y que "por qué se acusa de paramilitarismo a quien pactó con ellos y los enfrentó" como si una cosa excluyera otra. Santos ganó el premio Nobel de la paz, no recuerdo que haya hecho méritos y me consta que promovió guerra a su manera. Las noticias se centran en la laxa justicia que se le aplicó a otros que no eran líderes tan renombrados para ocultar lo grave de la situación y, ayudados con ejemplos, abogar por la revocación de la orden de aseguramiento. Cada canal se ha dedicado a pasar los aciertos de los períodos presidenciales y su acentico paisa en las defensas que siempre hizo de su ascenso noble y solo al poder. Ya me imagino las marchas que se organizarán y a las que, habilitados por los líderes políticos, acudirá en masa un pueblo, que no es sino masa moldeable. Más tarde, ya había pasado un poco el alboroto, me encontré con David Alkoholemia y él, más cuerdo, me aclaró que cuando ciertos personajes no se les encuentra una prueba tangible, se les busca caída por otros lados y que, una medida de aseguramiento, no es más que eso, ningún triunfo más allá de reconocer que puede existir "algo" turbio. Nada hay por celebrar y lo mejor es no hacerlo para que después que ocurra lo que debe ocurrir, no se condene uno de la rabia. La justicia en Colombia no cojea, tiene las piernas partidas y la columna vertebral desconectada, qué digo yo tal tontería, la justicia es tetrapléjica, tiene retraso mental y una terrible discapacidad de aprendizaje, no le funciona sino la boca y no concreta nada y, para futuros comentarios, de nuevo Evaristo, "Dicen que dice la ley que somos iguales... pero el rico nunca entra y el pobre nunca sale." Yo declaro, que todo aquel que haya ocupado un cargo político en Colombia en los últimos cincuenta años, es reo de lesa patria.

PS: Si miran, yo no aseguro más que la "presunción" es de por sí exclusoria de un cargo público y la "criminalidad" que cito es justamente esa presunción, aunque hay que decir que los guionistas del "Matarife" son unos ases para inventar una serie con esos intríngulis y, la serie no es prueba, es una simple novela sobre un prócer de la patria donde, como recalcamos, cualquier parecido con la realidad no fue adrede. Jamás será pasada en televisión nacional, ni por chiste.

PS 2: Les recomiendo buscar el significado del título, porque eso somos y eso hacemos.

PS 3: Yo puedo tranquilamente levantar una torre para defenderme y, realizada la labor, derribarla para dar ejemplo.

PS 4: Yo nunca he estado de acuerdo con una justicia que repara post mortem. Un criminal que lleva 50 años delinquiendo y la justicia se jacta de atraparlo no tiene ninguna gracia. Ahí tienen a Saab que amasó una fortuna y la disfrutó y ahora dizque "atrapado". Por ahí vi uno que atrapó a "Jack the ripper" y le impondrá unas cadenas perpetuas a su cadáver putrefacto. O la declaración contra el emérito de España, que ya voló lejos, aunque en los noticiarios pidan respetar a la nobleza, como si ella no se hubiera forjado con sangre de pueblo. Pinochet que cayó cuando ya el daño estaba hecho y era un hombre lejos del bien y del mal, según sus más queridos benefactores y beneficiados, y otros muchos ejemplos que me guardo para no alargar mi crónica.

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