Cuando el niño está en la edad del aprendizaje, los padres tratan de grabar en su disco duro, las manías y aberraciones propias de su frustración. Está la madre que le viste con aretes, colgantes y pañoletas para que se reconozca su género; el padre que le inculca que "los niños no lloran ni juegan con muñecas" y le viste con la camiseta de su equipo preferido; quien le para el pelo o se lo deja largo o le pone manillas con taches... le viste de azul, de rosa... Como si faltara un punkero ácrata que viste a sus hijos con camisetas y chaquetas de Rancid o de La Polla y las exhibe en red como una proeza. Pobrecito el humano que debe soportar la crianza, porque esa crianza le será una carga, en la mayoría de los casos, para el resto de su vida. ¿Qué, pues, debería ser la enseñanza para esas crianzas? No tengo idea, parece obvio que cada ser humano quiera una copia de sus "virtudes" sin sus "vicios" en sus hijos y lo que es un vicio y una virtud es otro tema que debe ser tratado en otro aparte, dudo mucho que un padre quiera que su hijo tenga "discapacidades" a la hora de enfrentarse al mundo, aunque ejemplos no falten. Obligar al niño a leer, a escribir antes de tiempo, a "aprender" cosas como música o pintura, sin el expreso deseo del niño, es un error fatal y, el niño, no expresa "deseos" el niño explora su medio y puede mostrar la tendencia hacía una u otra cosa indistintamente. Si el niño se decanta por un esquema específico, motivar ese esquema con diferentes perspectivas es un deber del padre. Si le gusta la música mostrarle diferentes instrumentos, hacerlos sonar, dejarlos a su alcance, acompañarlo en un sentido simple sin obligarle a permanecer por más tiempo del que él mismo decida. La variedad en la música es un arcoiris espectacular. Si le gusta escribir, pues dejarle crayones, lápices, pinceles, pinturas y que el mismo decida su opción; si es propenso a los números, relacionarle con ellos no es complejo, aunque es muy extraño que un niño se decante por números, no faltará quien lo haga. Para tal caso habría que aprender a mostrarle ese camino, lo interesante de que "los números siempre cuadran" como en "El diablo de los números" o, discúlpenme, hablo de niños, "Alicia en el país de las matemáticas" o si se me descuidan "El hombre que calculaba", lápiz, papel, tableros borrables... mientras el niño no muestre tendencia al asqueamiento de tales números o de tal música. No soy el padre del año, no soy puericulturista, no soy psicólogo ─gracias a dios─ y no soy educador de "hombres nuevos". Apenas se me ocurre ser, a la manera de Mafalda, un "problemólogo profesional" sobre todo cuando ser "solucionólogo" implica seguir las directivas de la PNL o de un texto de Deepak chopra o de Coelho y decir que todo está bien y que hay que aceptarnos como somos. No me interesa mucho encontrar soluciones, porque mis soluciones siempre van en contra de la raza humana. De todas maneras, la edad de la inocencia, no debería ser un programa estricto. No se puede olvidar que el ejemplo es la cúspide de la educación. Si mis hijos nunca me ven coger un libro o ensayar o discutir una posición científica; si lo que ven es que vivo pegado de la novela, del seriado torpe y de "Buenos días" o pendiente del resultado del partido o de la carrera ciclística; si levantamos la voz y repartimos golpes o nos damos golpes de pecho y todo lo dejamos al santo o a la virgen. Esa será la actitud de la crianza en su madurez y con sus hijos. Una amiga escribía sobre el libre albedrío y lo comparto: hagan de sus vidas lo que quieran, no esperen a que un gobierno acepte por decreto el aborto o la eutanasia; no esperen que otro les apruebe el pincharse con algo de droga o el fumarse unos canutitos y menos, un tatuaje un piercing o un género musical, incluso unas tendencias sexuales: poliamor, sexo anal, sexo seco, sexo en grupo, sexo... eso sí, mientras se proteja la observación ─nada de ley o decreto─ de que, mi libertad termina donde empieza la del otro ser humano. Esas actitudes sólo se pueden sembrar en la niñez y el albedrío también se aprende.
PS: Lastimosamente si muestra tendencia hacía el reguetón, lo mejor es matarlo. Aunque no soy partidario de la eugenesia.
PS 2: Supongo que algunos sociólogos o psicólogos habrán tratado de explicar la cuestión del "deseo" infantil expresado con llanto, si tiene frío o calor, si tiene hambre, si está incómodo. Piaget trató los movimientos exploratorios y dudo mucho que ese "deseo" perdure en el tiempo con tantas conexiones interneuronales creándose. Es muy importante, eso sí, aprovechar esos primeros 2 años en los que la ocupación del uso de esas interconexiones, se vuelve crítica. El disco duro del que les hablaba, que será muy difícil de formatear hasta la muerte. Me pierdo, el deseo, parte del conocimiento o del instinto, el instinto saciado desaparece hasta una nueva entrega y el deseo desde el conocimiento es bastante escaso.
PS 3: Los padres siempre piensan que un deslumbramiento pasajero en un niño determina un "deseo" que realmente es una proyección de sus propios deseos. Si mira un tambor, se figuran que será un gran músico y si mira una muchacha se lo figuran como un Don Juan. Ambas son ilusiones de un padre con "deseos".
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