Yo acepto que a estos países tercermundistas les llegue una tecnología con diez años de atraso, aunque hoy, la moda resulta instántanea, la lista de las cuarenta principales y las cinco mejores películas. Ya no ocurre como en Macondo donde llegaron los Daguerrotipos con 100 años de atraso. Y la tecnología celular lleva unos sentidos 30 años en Colombia. Los Smartphone apenas unos 20 años y se sabe que cierto tipo de personas nunca en su apestosa vida asimilarán la tecnología, aunque esté a su disposición. Muchas de esas personas hoy deben tener como 30 o 40 años y se entiende en personas de 50, 60, y más años. La tecnología atropella al lego y al entusiasta y no sabe que un leve toque a la pantalla ─la táctil por ejemplo─ puede encender o apagar una cámara o un micrófono y a veces hacen el grande ridículo con algún tema como responder llamadas mientras están en conferencia o sacarse los mocos o tener una discusión hogareña por la simpleza de olvidar apagarla o por la torpeza de encenderla sin fijarse y otras por la única razón visible del desconocimiento. Yo debo aceptar que muchos profesores me envíen un mensaje, en letras mayúsculas para que no pueda tacharles de analfabetos, pidiéndome alguna explicación o dando alguna que yo no les pedí. A mi me parece más gracioso cuando mandan alguna lista o algún contacto, donde, en vez de usar la tecnología a favor, la aporrean al máximo multiplicando las tareas que podrían ser bastante sencillas y envían una copia hecha manualmente en vez de un archivo de contactos o una lista de hoja de cálculo. Se dedican a usar el sistema de mensajería más famoso y lo que hacen es enviar un discurso estúpido con mil saludos protocolarios que no sienten ni les queda bien ─es como esos que rezan los mil jesuses que terminan diciendo susje para terminar rápido─ después escriben el nombre en mayúscula y luego el teléfono de contacto y casi siempre un mensaje cifrado: "BUENOS DIAS, ESPERO QUE HAYAN PASADO UNA BONITA MAÑANA Y QUE ESTÉN MUY BIEN EN COMPAÑIA DE LOS SUYOS. MASCANTONIO CERPA ADICIONAR A 7B". Yo tengo que tragar entero, considero mucho de eso inocencia y hasta estupidez ─¿había yo mencionado que para mí todo el mundo es idiota?─ La manera de compartir un archivo, la más correcta y eficiente, es decirle al servicio en uso que se va a compartir un contacto y éste enviará el dato tal que añadirlo a "contactos" no requiere de mayor esfuerzo más que un par de toques a la pantalla del receptor. Se entiende que hace un mil años, era necesario tener una agenda de piedra para guardar las direcciones importantes y que el salto a los asistentes digitales nos fue duro, pero nada más sencillo que no tener papeles, ni libretas, ni apuntes, ni memoria propia. Ve, ¿dónde está el teléfono de Ciro? ¿La dirección de Mastuerzo? ¿Cuándo es el cumpleaños de Agravio? La pena es que todos esos datos, cifrados o no, están en poder de la red, aunque ese tema no es el que trato hoy. Ayer era válido que alguien te dijera que perdió su teléfono y que se había quedado sin contactos como excusa para desaparecer, también valía se me dañó porque lo dejé caer y hasta es útil, olvidé el correo de mi teléfono y me tocó "resetearlo" ─esa ya no la cambia nadie pero debería ser reiniciar─ incluso algunos pretextan que "esa cochinada me borró todos los contactos". Hoy con los servicios del correo electrónico, cada uno tiene su agenda transpapelable, utilizable y recuperable sin más datos que el usuario y la contraseña. Que no se encuentre un ser humano capaz tecnologicamente, no es más que disculpa que toca aceptar entre terceros. Yo tuve una compañera profesora que tenía que pagar para que le pasaran las notas al sistema digital porque ella juraba que esos "bichos" no le atraían y aceptaba que no sabía de ellos más que de maternidad de canguros. La misma que cuando le llamaban "caja tonta" a un televisor, decía que ella en su casa tenía cuatro cajas tontas y que le habían costado mucho. Pero déjeme ir más allá. Está el que te pasa el contacto con remilgos y dice fer-mar 310... ó Catalosu 305... y esos son válidos si son mis contactos, a los que accedo yo y solamente yo, pero me queda de para arriba entender como hace un profesor para clasificar a sus estudiantes que no sea el típico: Jesús Antonio de La Concha y Pernazo Toro 307... 7B María 319... Hoy las agendas no se varan por unidades de memoria y no tienen límite de caractéres, así que un archivo completo es factible, sobre todo si se trata del trabajo. Yo adiciono nombre y apellido completo, teléfono, grado, documento, fecha de nacimiento, correo si lo tiene, acudiente, teléfono de acudiente y apenas tengo un dispositivo con 64 GB el cuál tengo hace más de cinco años. No capto cómo esos profesores dediparados que anualmente estrenan "Lo último" no aprovechan las ventajas ofrecidas, ha de ser que quieren que el otro también trabaje. No falta quién, al pasar un número telefónico te diga que te pasa el número solamente porque no lo tiene registrado y que no le hace falta porque sabe quien es quien por la foto o que su celular no es su oficina... Disculpas y sí, cada quien se limpia el trasero cómo quiera y cómo pueda, pero no me vengan con que un "pantallazo" es mejor que el envio del archivo de contactos, o el documento de la hoja de cálculo o que enviar el número a viva voz por mensaje sea lógico. Los tiempos actuales exigen un patrón y ciertos archivos, inmensos, requieren datos completos. Acá vienen los chicos: "Hola profe soy Mafa", "Ahí le mando el taller" "Está equivocado, el que le mandé la semana pasada era de mi hermana que no está en 10B sino en 7B" o que sin aparecer registrados por no haberse comunicado nunca, mandan un taller sin número, sin portada o con un único nombre "Mauricio". No falta tampoco el pelmazo que piensa que el deber del profesor es resolver cuál taller es, de qué grado y el apellido del que lo envía o si realmente es un alumno de la institución, que se dan unos despistados que preguntan si yo trabajo en el Fray Julio o si doy clases de artística. Pero volvamos a la tecnología y a la oficina ¿Quién, hoy día, asegura que su celular no es su oficina? en él están nuestros contactos, nuestros archivos AZ, nuestras fotografías ─hasta las más íntimas─ las listas del mercado, las cuentas, los diseños y las conversaciones completas sobre un tema en partícular. Ha de ser que quien no le considera oficina, nunca ha tenido alguna o no tiene idea de lo que es una. Digamos que hay unos muy simples, otros cuya memoria es pasmosa para retener rostros, estados y fotos externas y una tercera fracción que requiere, para no malgastar su memoria en tonterias, que los datos se escriban completos, sacando el mayor provecho a la tecnología y a los servicios.
PS: Ese juego de palabras es un invento mío por si alguien quiere confirmar el tiempo de la novela de Gabito.
PS 2: En eso sale el precio de las cajas tontas: ignorancia extrema.
PS 3: Recuerdo que las materias aparecían en el sistema SINCO dispersas y aún lo están y que de la rectoría nos pedían que pasaramos esas notas a un papel a mano, con lo sencillo que es dar un orden a un archivo, alfabético o por áreas y decirle que imprima el boletín con determinados datos y adherirlo a la hoja de vida. Por fortuna hoy, eso de "hoja de vida" es un concepto arcaíco y ya no malgastamos el tiempo llenándolo a mano.
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