Oiga, llegaron las cacareadas vacunas. Devolverse a mis predicciones y acusar de que son Nostradámicas es demasiado intenso cuando yo mismo acepto y creo y estoy casi seguro que con una poca de información y la capacidad de pensar se sabe para donde discurre esta sociedad moderna. Y cacarearon los gallitos de pelea que se habían comprado las vacunas y luego salen en televisión los datos de las compras: 7613 dosis que en tarros viene a ser como 1278 tarritos, si vienen de alguna farmacéutica bajo cero, deberán llegar a buen recaudo congeladas y claro, se repartirán equitativamente entre la comunidad más afectada por esta pandemia: los ricos, políticos y gobernantes que deben andar desesperados por recibirla para poder quedarse en esta tierra salvaguardando sus intereses. Póngale cuidado, 7613 dosis para una ciudad de 8 millones de habitantes y lo peor es que con esa cifra insignificante, los tienen contentos y con primicia nacional por lo menos para dos semanas. Hasta el transporte debió llegar custodiado por las fuerzas élites colombianas, el GOES y la SIJIN, para que no llegaran unos malversados a hacer mal uso de las alarmantes cantidades de suero que se compraron. Si la dosis completa es de dos aplicaciones, no llegaron sino 3306,5 dosis completas y si por fallas de almacenamiento o descuido se les pasó la temperatura, nos jodimos. Pero digamos que fue completa la transferencia, nadie abusó del poder para tomar la suya antes de tiempo y a nadie se le ocurrió comerciar con ellas o especular o prevaricar o hacerse el desentendido con el número total y además se mantuvo a la temperatura correcta. Entonces fueron suministradas completamente. Quedarán vacunados así, el 0,095% de los ciudadanos rolandianos, a menos que las dos dosis sean necesarias con esta marca especificamente. Me cuentan que hubo departamentos a los que les enviaron 5 decenas de vacunas... la igualdad que reza en la constitución es sólo una filacteria para atraer votantes. Escuché que el maestro mandatario se postuló para recibir la vacuna de primero y así evitar que el pueblo Colombiano temiera quedarse sin su guía matinal, sin su estrella de la mañana y de la noche, porque la enfermedad decidiera ensañarse con su distinguidísima persona. Estamos en paz. A este paso adquiriremos inmunidad de rebaño, a mediados del siglo XXII, aunque como rebaño ya somos inmunes a todo. De la protección de las vacunas se sigue hablando: que si permiten inmunidad permanente, que dura seis meses, que tienen contraindicaciones, que no sirven, que yo no me vacuno ni aunque me paguen, que aparecen familiares ya muertos en la aplicación para repartirlas en orden, que primero van los médicos y los ancianos, que... De nuevo la desinformación y de nuevo el cohecho, la farsa estipulada y el tarugo que traga entero. Pero todo eso ya lo había dicho, lo que queda por hablar es la desfachatez con que se llenan la boca con ese número insignificante, la cantidad de dinero gastado en las tales y la presunción de "estamos haciendo algo por usted" cuando los pocos en ser atendidos serán los de siempre y "Al pueblo nunca le toca" queda desvirtuado por que aparecen tres ancianos en televisión que se dejaron pinchar y el médico que ha estado de frente a la locura de la pandemia. La vacunación colectiva es pues, una farsa matemátia sin precedentes, que basta con saber contar para que puedan echar las cuentas y saber que conmigo no cuentan y ahora dirán que la vacuna es obligatoria y que multa para el que no se vacune y que hay que portar el carné de vacunación para ingresar a sitios públicos, comprar alimentos y realizar viajes, lo mismo que para recibir subsidios y ayudas humanitarias. Lo dije, esas predicciones nostradámicas las tuve hace un año mientras miraba la esfera de cristal de los noticieros y los pantallazos de los políticos que salieron a defender el encierro y la vida, aunque la vida nada pudo contra el mal oliente desengaño de quedarse sin la canasta básica y la simple elección de morir sin contagiarse pero de hambre o arriesgarse al contagio pero con la barriga medio llena. Igual tendremos que continuar con el bozal, con las distancias sanas y con los lavatorios constantes porque lo cierto es que con tan poco ensayo, no sabemos cual es la calidad de las vacunas, ni su duración, ni su efectividad, ni sabemos como actuará contra otras cepas del mismo virus y, como decía, pasarán unos años antes de saber si nos morimos o quedamos para santos y pasarán los mismos años, antes que los mandatarios actuales sean juzgados por la malversación de fondos en la compra de antivirales para ocultar las tramoyas de los que en ese momento gobiernen nuestros destinos, aunque en ese momento ya anden en paraísos fiscales o simplemente apoyemos aquello de que lo "pasado pasado" o decidamos, como con los muertos debidos a tales fallos, "perdón y olvido" o echarle tierra al asunto.
PS: Igualmente ocurrió con otros departamentos. A Antioquia le llegaron 6570 dosis y sus gobernantes llenos de júbilo y autosuficiencia por tan impresionante logro.
PS 2: No hay que imaginar cuanto dinero se perderá en los carruseles de compra de vacunas y que aparecerá un cartel de las vacunas y una mafia de la aplicación como un nepotismo de repartición y una seguridad, basada en teorías conspiratorias, de que a más de uno le pusieron agua estéril.
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