martes, 27 de diciembre de 2022

Porque olvidamos y cuando sabemos que olvidamos

 !La pucha¡ Nuestro cerebro es incapaz de retener todo cuanto vivimos y sentimos y si lo hace lo olvida, es difícil preguntarse que hacíamos ayer a estas mismas horas y mientras más alejado está el evento en el tiempo más difícil nos es recordar. Olvidar es la regla y no al revés. Algunos eventos pueden guardarse en la memoria si poseen algo de significativo como la primera experiencia sexual o un evento traumático como un accidente o una fecha importante. Seguramente recordamos que estábamos haciendo el día que cayeron las torres gemelas o el incidente de Chernobyll ─caso de haber tenido en esas fechas razón de vida─ y más recientemente la muerte del papa o el terremoto de la India. Recordamos haber olvidado algo cuando de seguro sabemos que debimos saberlo, por ejemplo la clase de ayer o el mercado de la tienda. ¿A quién no le ha pasado olvidar el pedido para el almuerzo? sobre todo si no esta haciéndolo. ¿Ven? las relaciones simples nos permiten recordar cosas. Si yo estoy haciendo el almuerzo y lo que me falta es el guiso o el caldo la memoria permite correlacionar, pero si me mandaron por un sobre de aliños y una caja de betún sin enlaces a lo que necesite, seguramente la memoria de corto plazo la perderá mientras llegamos a la tienda. Los planetas son Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Urano, Neptuno y el despreciado Plutón. ¿A quién le interesa recordarlos en orden o recordarlos siquiera? seguramente olvidamos cientos de cosas: la dirección de un lugar, el teléfono de un amigo y hasta el nuestro, la noticia puntual, el nombre o el apellido de un fulano, las fechas de acontecimientos importantes, los motivos de tal o cual cosa, la fórmula para resolver un problema matemático, la traducción de una palabra en otro idioma que acabamos de leer, el camino a un lugar lejano, el nombre de quien nos acaban de presentar... Lo que tienen en común las cosas que olvidamos es que no les damos importancia y por eso no sabemos que en algún momento las supimos. Cuando algo nos llama la atención y nos interesa, tratamos de retener repitiendo para que las neuronas encargadas creen una secuencia de encendido apagado que podamos retomar con facilidad. He hecho la analogía de un camino selvático que se recorre una sola vez, la hierba se aplasta pero si no volvemos a pasar por allí la hierba crecerá de nuevo y no quedará el rastro, si repetimos las pasadas una y otra vez, terminará el pasto secándose y dejando una huella visible que podremos recorrer sin perdernos. Igual a la memoria y de allí la necesidad y el poder de la repetición para conservar recuerdo de aquello que nos es atrayente. ¿Por qué olvidamos? por necesidad, la cantidad de información que nos llega es demasiada para ser almacenada y por ello dejamos pasar todos los datos que no nos interesan demasiado y hasta algunos que si nos interesan. Y, más importante aún, nuestra memoria sufre de un agudo deseo de inventar, es decir lo que creemos recordar, es posible que no haya pasado así. Un experimento simple puede mostrarnos las realidades alternas de un mismo evento para diferentes testigos y lo hemos visto con sencillez en algún programa delictivo. Un auto sobrepasa la vía y causa un accidente y los testigos juran que el carro era verde, azul, que iba rápido, que no iba rápido, que iban cuatro ocupantes, dos ocupantes y hasta que alguno tenía marcas especiales o deseos reprimidos. La verdad es frustrante, nuestra memoria nos juega una mala pasada y hasta inserta cosas que no ocurrieron, pudiera ser una defensa y hasta un incentivo a la imaginación pero, confiar en la memoria puede ser inútil. Hay personas capaces de memorizar las primeras 5000 cifras del número Pi o las capitales del mundo en orden alfabético y si falla sabremos que algo ha olvidado, nosotros recordamos que hemos olvidado algo cuando lo necesitamos. Cuando voy a sacar mi teléfono caigo en cuenta que lo dejé tirado en otra ciudad o en otra cama; cuando voy a entrar al apartamento es que recuerdo haber olvidado las llaves y cuando he de resolver un problema por la fórmula de Herón, recuerdo que no la recuerdo y que en algún momento la supe. No hay de qué preocuparse porqué seguramente hemos olvidado un abrupto 99.99% de todo lo que hemos alguna vez oído, visto o vivido y no nos acordamos de ello.

PS: Un prevenido lector notará que olvidé Saturno y que el papa no se ha muerto aún o que no hubo un terremoto en la India. Cosas que se olvidan fácilmente.

PS 2: ¿Puede haber suficiente en lo que olvidamos para activar los Deja Vú? Parece que sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario