Ocurre en una conversación, no importa el tema, que siempre hay quien difiera de lo que se afirma o se dice. Yo no sé que tan bueno es siempre encontrar quien acepte las proposiciones tal cual uno las entrega o si la proposición requiere de diletantes o simplemente la falta de un interlocutor adverso es lo que busca quien afirma o tal vez, digo yo, se menciona el tema para encontrar seguidores y adeptos. !Si pudieramos matar el ego¡ La situación se pone al límite cuando se quiere explicar algún concepto por lo que dijo X o Y y salvar la cuestión con un estudio o estudioso que dijo o comentó tal cosa: Funcionan las vacunas, hay demasiadas cepas, se adquiere inmunidad, lava con detergente, tomar ipecacuana funciona, no existe el virus, a mí me ha dado tres veces, soñar relaja, los sueños significan algo, la vida es bella... Lo que el presentador de este discurso piensa es que siempre hay que oponer un muro de concreto y que siempre hay algo que falla en la lógica, que la lógica no es más que una forma de deducir común a una rama ─la lógica del descerebrado también es lógica─ y que siempre es bueno mirar todas las caras de la moneda y que, en este caso, la moneda no tiene sólo cara y sello y puede caer en más de una forma diferente. Así resulta que hasta la persona con mayor desfachatez, puede estar diciendo algún tipo de verdad, su verdad o una verdad acogida por muchos o simplemente aceptada como tal. También la verdad más obvia tiene un transfondo de mentiras. Yo no puedo dejar de hacer el comentario baboso de suficiencia en temas en los que muchos apenas garrapatean ¿Qué sabe la grey sobre virus o de ciencia aplicada o de medidas de bioseguridad o de medicina que no sea lo que dejó la abuela en sus recetarios? y, es verdad que de esos recetarios de la selva se ha sacado fruto, pero no significa que haya infalibilidad, ni en el conocimiento por experiencia ni en la ciencia misma. Acatar los mandatos de uno o de otro no es más que seguir un camino y promoverlo, si al interpelado le funciona, y ese parece ser deber de este homo social. Igual con todos y con todo. A mí me funciona bastante bien el ser un apático y promuevo tal vicio como virtud que te evita precisamente el tener que tener un tema de conversación para buscar prosélitos o para reforzar lazos sociales en los que no creo. !Ah que tan bueno es callar¡ el problema del que calla es que se da por sentado que acepta y esa es la parte que a mí me molesta bastante, aceptar lo que el otro diga por más de acuerdo que ande con ella, es como rendirse sin luchar. Cómodo como respuesta y hasta ético y moral para no andar dando topes contra todo por vicisitud de no estar de acuerdo. Es importante que el otro sepa que no estoy de acuerdo, que no comparto tal o cual cosa dada por sentada. No me gustan las mascotas ni los animales y puedo decir y sustentar porqué aunque no tenga que hacerlo y en eso parece que difiero de muchos a mi alrededor, pero supongo que no soy el único con fobia hacía los animales que no sean de género opuesto al mío. Entiendo que le caiga mal a muchas personas pero eso sólo valida mi vicio convertido a virtud. Yo no me acerco ¿Por qué lo hace usted? ¿Necesita decírmelo? Ahí está el correo y el botón de "eliminar". Quisiera decir que mi propósito será no hacer comentarios sobre nada, pero no estoy en esa posición, cuando enseño, pongo mi alma en ello. La matemática no variará por ello, pero mi manera de pensar ─adversa casi siempre─ puede o no, ser útil y no puedo dejar de repasarme a mí mismo por aquello de la musculatura mental que se vuelve flácida si no disertamos y entramos en soliloquios y dilemas. Si no nos preguntamos a nosotros mismos por algo, si no buscamos respuestas basados en la experiencia y la ciencia que le acompaña, nos anquilosamos y nos hacemos cada vez más rígidos hasta quebrarnos. Toca aceptar que eso es una consecuencia de la vejez. Ya somos anacrónicos, la sociedad piensa en otra dirección, tiene otros valores y otras urgencias como ella misma plantea en sus requerimientos: Hay que manejar celular, usar whatsapp, estar a la moda, imitar al hijo de vecino... El león vencido que vaya a morir a la selva, de sus derrotas nada podemos aprender...
Frente a lo que yo opongo por naturaleza a veces es dudoso y en consecuencia también falso, pero obligo al otro a pensar que no hay una única manera de ver las cosas y que es bueno considerar otros puntos de vista. A la visión positiva puede ofrecérsele una visión negativa, al pesimista una visión más trágica, al religioso puede golpeársele con una visión atea y sacrílega y al ateo mismo le podemos ofrecer una religión de las cosas. Al capitalista podemos oponerle ética y a la ética mansedumbre de rebaño; al anarquista desidia y conformismo y al democrático simpleza de rey. El síntoma general humano es de escándalo y aspaviento y a ello hay que oponer calma y conocimiento; ellos pintan terruños y nacionalidades con banderas, se les opone la idea de la tierra como postre y las banderas como simples trapos con que se adula y tras los que se esconden ideologos viciosos. Al relato desgarrador y a la suerte adversa le sienta bien una carcajada y el desprecio. Al radical de la escritura que vive pegado de la RAE puede oponérsele estilo y al estilo, educación. Al facineroso se le opone el bien común y al bien común el bien personal y el egoísmo evolutivo. Al oscurantismo religioso basta alumbrarlo y al malestar general contra el statu quo no hay necesidad de alimentarlo.
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