En alguna parte lo había escrito, pero la memoria falla y las ganas de decirlo son muchas así que me encamino a mostrar como la discriminación es premio y virtud de la mayoría y no se salva nadie ni queriendo. Para empezar los cristianos llaman paganos a todos los que no profesan su religión y los políticos llaman idiotas a quienes no se ocupan de los asuntos del estado, es decir, a quienes se ocupan u ocupaban de lo suyo, aunque esto fuera en Grecia. Los hombres de ideas llaman rebaño y grey a los hombres comunes y los intelectuales les dicen torpes y lentos a quienes no practican el don de andar desparramando lo que aprenden por doquier o que no quieren aprender. Todos creen que por practicar tal o cual ideología o por tener tal y cual conocimiento, tienen derecho a menospreciar la de aquel que no se unta de ellos o que nunca se interesó en alguno, con un adjetivo peyorativo, que en buen momento me vienen tibio y mamerto, pájaros y chulavitas, chusmeros y arribistas, godos y cachiporros y para un ejemplo más reciente: chatarreros y aguapaneleros, casposos y aparecidos. La misma señora de la esquina que le dice a un nuevo rico "caranga resucitada" porque ella no lo es ─ni caranga, ni resucitada─ y la misma religión que llama ateos a quienes no comparten su esquizofrenia de dialogar con seres imaginarios y erigirles altares. Igual pasa con los nipones que llaman nanban a los que no son de su raza o más despectivo gaijin, sin contar que los blancos a ellos les llaman amarillos y "ojirrasgaos" y entre los samurais quienes no viven en el círculo de su señor son goshis. El blanco ofende con mestizo, zambo, negro e indio y el negro, según cuenta Haley, dice a los blancos y mestizos toubobs y sassoborros que deben ser ofensivas, como al negro traidor a su raza le llamaban slatee. Desteñidos y pocas luces, apergaminados, curtidos, gordos, flacuchentos, calvos, peludos... Todos esos adjetivos dicen más de quien los esgrime que se auto exime de la injuria, verdad o no, pero según su criterio que ya lo vemos escalonado. En "El nombre de la rosa" los Benedictinos llaman "simples" a los demás y entre ellos mismos y sus órdenes aparecen desalentadoras controversias, pero en la actualidad somos laicos o seglares, que en el medio religioso casi es una ofensa. Los militares nos dicen civiles y claro que los civiles tenemos un montón de apodos insultantes contra la milicia y la policía. !En cualquier parte hay un insulto de los que se dicen en una secta¡ Los judíos nos dicen gentiles ─goyim─ por ser incircuncisos y no pertenecer al pueblo elegido; los musulmanes nos llaman infieles e impíos; seguramente en la asignación de castas brahmanica seríamos simples mleshas ─extranjeros─ pero en ella misma seríamos tratados de descastados ─chandalá─ intocables y aún menos que eso; los seguidores de la wicca y los masones nos dicen cowans despreciables. Bárbaros eran quienes no estaban dentro de las fronteras de Roma, por lo que somos bárbaros y los españoles nos dicen sudacas, siendo americanos sólo aquellos que habitan el norte del continente. Cada país llama extranjero al del otro más débil y no hay peor aberración en la discriminación que el patriotismo y la raza. Los españoles nos dicen criollos y los nativos invasores. Los ricos parias y los pobres burgueses, los abogados nos dicen leguleyos y los ingenieros empíricos, los caballeros villanos y los villanos mostrencos, los verdes rojos y los rojos sandías, los otros rojos nos llaman azules y los verdes vándalos, los músicos nos llaman autodidactas y los tenores falsetes, las casadas nos dicen quedados y las viudas solterones y viejos verdes. Los jóvenes nos dicen viejos y los niños ancianos y los mismos viejos nos dicen inmaduros, la profesora nos dice padres y el padre rebaño, en el fan made nos llaman groupies y los groupies nos llaman tibios o indecisos, los empíricos nos dicen teóricos imprácticos y los prácticos nos dicen ígnaros, los cuerdos nos llaman locos y los locos inadaptados, los vegetarianos nos tratan de "comecarne" y asesinos y los carnívoros puercos omnívoros y basta de etiquetas, debo concluir. La etiqueta no es más que un bando o partido que se acepta y se considera mejor que el otro despreciado o en la que se dignifica que siéndolo se es mejor individuo que los que no la representan, los humanos más simples también tenemos etiquetas y las ponemos en otros que no son de nuestra condición y es tal la impudicia que hasta en los de nuestra misma condición, completamente inferior, creamos etiquetas y que al usarlas, mostramos el miedo a vivir sin ellas.
PS: ¿Alguna vez ha tratado a otro como si no le entendiera o cómo si fuera pecaminoso entender lo que usted entiende o delito no saberlo? Esa es la etiqueta.
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