martes, 21 de abril de 2020

Salir o no salir, he ahí la función

Hasta aquí quiero llegar con estas disertaciones sobre el virus y sus consecuencias, me cansé de tanta alharaca, ya estoy harto del comentario y la bravuconería, del apoyo y la solidaridad, del miedo y la complacencia. Yo sé que ocurrirá después del próximo lunes en las calles, el cambio de "obligatorio" a "inteligente" no quita lo obligatorio y las represiones continuarán. Salir a tomar aire y sol serán la misma cosa que retar al gobierno en turno que ha corrompido y roto las libertades civiles, la libertad de elección y derechos fundamentales como el trabajo digno ─manera impúdica de obligar al trabajo y de hacer que el otro quiera emplearse─ y el derecho a la libre elección. Si a alguien se le dice que no se puede vivir encerrado responde que es mejor la vida en la pobreza que el dinero, que de alguna manera se alimentarán y vivirán. Ahí queda la enseñanza de los lirios del campo y de los pájaros del cielo de la religión. Si les dicen que salgan a trabajar entonces el gobierno los está comprometiendo y matando a los pobres mientras los ricos descansan ─como si alguna vez hubiese ocurrido al revés─ en sus fincas de recreo. La gente quiere salir y la gente no quiere salir. Muchos claman que cese ya el encerramiento y comprenden la locura de la desocupación o por lo menos la dificultad de adaptarse a tal desocupación, otros apelan a que se continúe el encerramiento y temen la mortandad antes del "aplanamiento" de la curva. Cómo explicarles que ese aplanamiento puede ser  conseguido de manera ficticia manteniendo el encierro o real con la interacción humana en pleno. Lo que quieren los gobiernos es diferirla a cuotas manejables por los estamentos de salud. También sabemos que todos, en algún momento, deberemos enfrentarnos al virus y, mientras no exista la vacuna, deberá ser con nuestro propio sistema inmunitario. ¿Qué hacer? ¿permanecer encerrados un par de años? la economía colapsará, cosa que ya hizo y seguirá haciendo. ¿Que no es necesaria la economía y que de todas podemos salir y levantarnos? también. La situación radica en el diálogo Shakesperiano con una calaca: "¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida resistencia?". Sí, de nuevo es la elección la que está comprometida. Unos quieren libertad y otros mantenerse en aislamiento productivo. La elección del gobierno es imposición de aislamiento, no importa que nombre le den: prohibido viajar, prohibido entrar sin cubreboca, prohibido comprar sin el último número de la cédula, prohibido desplazarse, prohibido ingerir alcohol, prohibido... Cuando las argucias gubernamentales no son funcionales se imponen las de los pequeños directivos que prohíben la entrada al edificio de visitas, prohíben usar las zonas comunes, prohíben ingresar sin fumigación completa y prohíben las reuniones; las de las pequeñas alcaldías: prohibido ingresar al pueblo, prohibido estar en las calles, prohibidas las salidas después de tal hora; las del macho alfa de la casa que hace de rey del gallinero: "aquí se hace lo que yo mande y mando cuarentena, nadie entra ni sale sin mi aprobación, sin protección y sin desinfectarse completamente después de haber salido. ¿Qué hacer? El gobierno dice que se puede iniciar una recuperación productiva, hagámoslo, aquellos que deseen volver a trabajar tendrán que hacerlo por días y por distanciamiento y protocolos obligados. La empresa que llevaba 36 sentados y 54 parados, está obligada a cargar el remolque semivacío, máximo con un 33% de sus asientos ocupados y previo escáner de temperatura y cumplimiento de protocolos. ¿No quiere ir a trabajar? consiga uno que tenga más hambre que usted y lo reemplace. ¿No quiere ir a la construcción? siempre encontrará un compañero que prefiera arriesgar su vida a perderla impunemente encerrado. Quédese en casa, confínese y no le abra la puerta a nadie y si sale no se le acerque a nadie y regrésese pronto y desinféctese antes de volver al presidio. Nadie está obligado a salir de su encierro, nadie lo va a sacar de su casa, el problema es el contrario, que quieren meterlo y mantenerlo allí por decreto ¿Quiere salir? hágalo por favor, protéjase si quiere o por respeto a los demás. Yo no tengo problema, yo quiero salir y si no quieren que me les acerque, tranquilos, yo no espero abrazos ni señales de alegría. Si no desean dirigirme la palabra o dejarme entrar en sus abacerías y tiendas de ultramarinos, los comprendo. Yo sólo pido que me permitan la libre expresión de la libertad de poderme mover a voluntad y si con eso me gano su desprecio, desdén y apatía, me sentiré feliz de no tener que oír sus quejas y adhesiones a tal o cual idea. Al final las directivas son: quédese en casa, teletrabaje, no rumbee, lávese las manos, desinféctese, use cubrebocas, use guantes, cero reuniones o aglomeraciones. Me encantaría que la opción existiese, salgo o no salgo por mi decisión y no por imposición de otro y si para ello debo renunciar a mi derecho a ser atendido por contagiarme por mis múltiples salidas y mi desapego con la vida, si por ello me someto a que nadie me dirija la palabra o me visite, díganme ¿Dónde tengo que firmar?

PS: Se conserva la frase "es por su bien" pero, soy un adulto, sé que quiero y cuales son mis opciones y la única que me joroba es esa de "obligación" con la que nunca he podido congeniar.

PS 2: No sé que tan preocupante es para muchos no tener zapatos, ropa, útiles de aseo, tecnología o reparaciones por hacer. Construcciones, cemento perdiéndose, casas abandonadas. No es para siempre, dicen algunos, pero quedarnos encerrados una semana más o un mes más no puede hacer la diferencia sino en el aplazamiento de la escalada con las consecuencias que el encierro conlleva.

PS 3: Hay un amplio número de personas sujeto al dilema sobre si vale más la vida o la economía y ponen la vida por sobre todo, yo comprendo que hayan olvidado el significado de "vivir" y si tanto ha de valorarse la vida, deberemos emprender una cruzada diferente, pues la vida no vale más que ella misma y nunca ha estado en la bolsa más que de las religiones que, si se me permite, valoran más el "alma" y en la del capital, que nunca le ha dado valor más que a la capacidad de producir de esa vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario