lunes, 27 de abril de 2020

Soluciones S.A.

Hace unos años y por culpa de otro pacheco, me atreví a ofrecer soluciones ambientales generales y ahora las busqué para ofrecerlas a quienes desean oírme en notas despampanantes opuestas a mí ya cacareada estrategia de no creerle a nadie y de sólo encontrar lo malo del mundo, de odiar imbéciles repitiendo a coro el credo y el yo pecador o constreñidos porque la humanidad no ama a su dios o porque los demás no cantan en el tono que canta el quórum. De ese tipo de almas fue que provino la idea de la santa inquisición, del adoctrinamiento, del catecismo. Resulta que no me conformé con esas soluciones escritas y acá les dejo otro poco, que, luego de pensar, me arrojan al mismo vacío de antes: despotricar es mi camino. Yo pienso que las soluciones son sencillas como eliminar el congreso, el senado y la cámara de representantes. Disminuir la terrible desigualdad existente entre los seres humanos. No existen personas con poderes especiales por nacer en una familia o en un clan, quien inventó, promulgó y  se declaró superior y quienes se creyeron tal patraña ─de nuevo esas ideas de seres superiores que a mí no me cuadran─ son culpables de un estado totalitarista, de una monarquía, de una teocracia o de una democracia. No me gusta la democracia y menos la anarquía como modelo político. La anarquía es buenísima pero requiere de intelectos capaces de respeto hacía el otro y de un alto nivel de justicia y la humanidad con miedo y con hambre es una horda siempre. Tengo un problema que es considerado grave, no creo en el poder ejercido a decretos, ni en el poder ganado por votos, pero tampoco soy partidario de la aristocracia, la meritocracia o la sofocracia... En ese sentido soy ácrata, pero no creo que todos puedan ser ácratas por lo ya citado. Para disminuir esa desigualdad se requiere una redistribución del capital, pero mi otro problema es que no le veo más función al capital que la de impulsar la gran máquina de deseos, avances y satisfacciones, que siempre va en el sentido ascendente y en contra de lo que la naturaleza enseña, por eso el capitalismo es tan destructor y arrasa con la gente: compra o muere, sibaritízate o eres menos, gasta o no existes ni siquiera para la evolución, produce o desaparece... Un cambio de gobierno y un cambio de ideales es necesario, viendo tal imposibilidad ─tanto del cambio de gobierno como el de ideales─ porque la gente no lee más que la biblia y se escandaliza de la libertad ganada o apenas cae un rayo ─metafórico de una simple gripe pandemica─ corren asustados a arrodillarse a sus amos y a ofrecer sacrificios y novenas para que les vuelva al confort de sus apriscos, no encuentro remedio posible más que insultarlos desde el medio de la calle. No creo más que en lo que mi conciencia me grita, pero conciencia no es ciencia, ni es albedrío en pleno pues al vivir en un país, estoy sometido a sus escarmientos e injurias, justamente como por las que pasamos en la actualidad o aquellas burdas imposiciones de la ley de policía. La mayor solución es crear gente independiente, que no le deba a dioses, que no necesite banalidades para ser sí propia, que piense y solucione sin terceros, pero volver a la época de recolectores cazadores ─aunque ahora se siente así, ir por provisiones y volver a la cueva─ es imposible y el falansterio y la utopía están descartados, uno por grande y el otro por imposible. Convencer a la humanidad de limitar su reproducción también parece imposible por esa sarta de mentiras sobre la sacralidad de la vida y el derecho a la misma incondicionalmente. Dentro de las soluciones que existen en la actualidad podríamos ser más severos con aquellos que infringen los cánones sociales: El violador, el asesino, el agiotista, el ladrón de cuello blanco, pena de muerte, expropiación inmediata de bienes y cuentas y que el dinero recaudado se utilice en construcción comunitaria, ostracismo. Las cárceles demostraron su inutilidad o su insuficiencia para contener a tanto energúmeno. Nunca he creído que enviar condolencias, ánimos y hurras a otros sea de ayuda, pero no me meto con sus convenciones, no las comparto y les pido que no me las den, pero respeto sus tonterías con lo que pediría que se respetara las mías y ese respeto es la primera parte del cambio y de la solución. Resumo: Lo que hace falta para solucionar esta crisis y ser más cada uno es lectura crítica, pensamiento y análisis de las expectativas y reducción a la igualdad eliminando la divinización, pero, sabiendo de la humanidad rebaño, de la humanidad grey, no queda más remedio que resignarse a lo que decía Dickens: "mi único y triste recurso ha sido pensar que la vida se pasa pronto y que nada en ella merece el dolor y la preocupación de una lucha." o reconvenirme, como debió hacer Cioran, a apurar todo ese martirio con una bala o una soga.

PS: Una buena solución, según vemos los comentarios, es que haya una pandemia cada cuatro años, para que las tasas de solidaridad, temor a dios y curaciones milagrosas se puedan ventilar con buenos efectos y para que se cure la capa de ozono, el aire en general y los ríos vuelvan a ser hialinos y se recuperen ambientes desaparecidos. Al parecer la pandemia también hizo resurgir la solidaridad, la fe y la piedad. (Si alguien no entendió, es sarcasmo cruel)

PS 2: En realidad soluciones hay muchas, la de Mr Snoid de Kortatu; la solución final de Hitler y la final de Moisés contra Egipto; la solución Cretácica, ordovícica, triásica y pérmica; la solución zen de la inacción, wu wei; la cristiana del apocalipsis, el ragnarok...

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