Sé porque la gente no me quiere y me parece muy bien porque yo tampoco los quiero, eso de decirles la verdad en la cara es bastante molesto. Verdades que ahí implícitas no llevan a ningún lado pero que a fuerza de vivir, de desconsuelos y de, como dice la canción "de un abrazo que me diera la verdad" de saber que son así por estadística y por regla general, son verdades, que no tienen muchos defensores, pero la verdad no requiere defensas: Póngame sobre la mesa un dios que haya bajado a la tierra a encarar estos problemas, nada de enviados o de mesías sin poderes, que la gracia divina es la totipotencia y la piedad para chasquear los dedos y transformar esta humanidad en un Edén ni me vengan con escrituras de pacotilla sin firmar o con afirmaciones de que las dictó un ángel, lo mismo se puede decir de lo que yo escribo y no debería ser menos verdad. Ninguno ha mandado nada pero ahí tiene a sus 7.000 millones de borregos agradeciendo cada uno de sus males y perdonando a sus enemigos y arrodillados esperando el próximo golpe. Los que más quieren a un dios, son los más temerosos de perder la vida, lo que resulta contradictorio por los paraísos que pintan. Muestrénme un solo plato volador y algún alienígena ¿cómo ha de ser que sólo los gringos sean visitados y tengan operación y todo de alien? no me vengan con pruebas de lucesitas, con eso es que engañan en las ferias y es lo que les dan a los niños para que se diviertan en diciembre. A ver los "ectoplasmas" y las mil barrabasadas de Discovery chanel con sus "enemigos del más allá", que quién habla de exorcismos no sea más que un bufón con su muñeco de ventriloquía o su payaso mal pagado y enfermo ¿cómo va a medirse el poder del diablo por una posesión? Ha de ser muy chiflado y tonto el demonio para querer poseer el cuerpo de un enfermo mental y no el de un presidente o el dueño de Virgin Galactic o el de Microsof. Demuéstrenme en manifiestos un político que lo único que quiera no sea cubrirse de gloria mientras esquila al pueblo. Todos son iguales y mientras no hagan mucha bulla pueden permanecer como enfermedades latentes por largos períodos. Y ahorita veía un artista nacional diciendo que después de estas triunfaremos y las mil propagandas de gobiernos donde dicen que "saldremos de esto". Decepción caballeros y damas, el ser humano nunca triunfa en nada. De esta salimos todos menos una buena cantidad de muertos, la economía en quiebra, políticos con medallas de héroes por sus actuaciones y llenos de dinero por sus buenos "negocios" en cuarentena. De esta salimos porque no vale la pena, somos 7.5 mil millones de seres humanos y la peste no ha podido llegar al millón de fallecidos, ni aún con las inflaciones logradas por todos los gobiernos, ni aunque muriera la mitad de la población seríamos una especie en riesgo, ni aún muriendo el 75% de la población estaríamos en riesgo y quedaría más gente que la existente a principios del siglo XX. No, la humanidad como especie no está en peligro. Igual los seres humanos no ganamos nada, la batalla por la vida la gana la muerte; el levantarse un día más no es ganar nada; ganar las elecciones no es un triunfo sino un límite superado. Pagar el arriendo y conseguir que echarle a la olla es un impulso no un logro; Las enfermedades nunca son vencidas sólo toreadas y amansadas, llevadas a una expresión mínima, por eso me llenan de tedio esas celebraciones de quien venció el coronavirus y lo reciben con aplausos y con una canción. Sí, cada cual celebra la vida como puede, como le imponen o como quiere. ¿Vale la pena celebrarse la vida en un mundo que hace más escándalo por un perro que por una niña? ¿vale la pena celebrar a un ser humano ─no me vengan con que todas las vidas valen lo mismo porque tendríamos que estar desechos por los muertos, pero vende más la viejita de 80 que le "ganó la batalla a la muerte"─ cuyo máximo logro fue no perder la vida frente a una enfermedad X? Seguramente vale la pena celebrar la vida, es lo que hace la humanidad: celebrar. Celebrar el triunfo del Real o del Necaxa de Don Ramón; celebrar la venida del mesías, su cuaresma, su semana santa, la fiesta de negros y blancos aunque los primeros sean esclavos, la fiesta del diablo, el carnaval del fuego, la feria de Manizales, la Tomatina de Sutamarchán, la feria de Tuluá, la fiesta del sol, la feria de las flores... Cuando salimos del nomadismo, creamos qué celebrar para que la vida no se hiciera monótona y lo crearon y decretaron los gobernantes para mantener contentos a quienes se esforzaban todo el día y año en sus sembrados, por eso no hay nada que celebrar más que el día y el año del borrego. Feliz día para todos.
PS: Al final yo también creo que vale más salvar la selva de Borneo que un niño de la comuna sur de Bogotá o la de una nativa en una selva que está más que abandonada por el estado mismo y que si no repudiamos lo del perro, más tarde no podremos decir nada de esa educación de mamíferos de la que nos sentimos tan orgullosos. Creo que hay que ayudar al que está ahí esperando la ayuda, humano o animal, pero no existe una variable, excepto por el gusto y placer, que determina a qué especie salvar o ayudar.
PS 2: Ahora se le ocurrirá a un cierto personaje decir que deberían agradecer esas "indias" y que eso demuestra que el ejercito colombiano hace presencia en tierras olvidadas.
PS 3: Triunfar es una palabra del vocabulario sedentario para darse ánimos y continuar en la batalla, pero sin más consecuencias que el saciar el hambre en lo mediato, salvar la vida en el momento y pasar las penurias de la sed, incluso el triunfo del alfa es tan vago y tan inestable que como triunfo es pírrico. La explotación de ese triunfo llena al mundo de esperanzas y banalidades en forma de alboroto y algarabia. El triunfo es la alegría de la bestia.
PS 3: Triunfar es una palabra del vocabulario sedentario para darse ánimos y continuar en la batalla, pero sin más consecuencias que el saciar el hambre en lo mediato, salvar la vida en el momento y pasar las penurias de la sed, incluso el triunfo del alfa es tan vago y tan inestable que como triunfo es pírrico. La explotación de ese triunfo llena al mundo de esperanzas y banalidades en forma de alboroto y algarabia. El triunfo es la alegría de la bestia.