domingo, 16 de enero de 2022

La experiencia no se improvisa

 Andaba pensando lo fácil que es decir que uno tiene un conocimiento que no tiene y el tiempo que se requiere para volverse un maestro en cualquier arte u oficio. En la cocina está doña Selene que la veo pelando 500 huevos duros con una facilidad pasmosa y me pregunto cuánta experiencia se requiere para decir que realmente se es experto pelando huevos. Lo mismo me pregunto cuando alguien dice que sabe "clavar" clavos o que es experto en sexo anal. Dicen por ahí, lo escuché en la serie "Elementary" que se necesitan 10.000 horas en un arte para hacerse experto y eso es, mis queridos lectores, la nada despreciable suma de 1,14 años sin parar y, dedicándole sólo las ocho horas diarias de trabajo y sin descanso, la nada risible suma de 3,42 años. Ahora me vienen a decir que alguien es experto en pelar cocos, en sexo, en domar locos, en tarjetas de crédito... en fin. No es imposible volverse expertos, pero deberemos pensar mejor antes de decir que "sabemos algo" cuando en realidad si hay verdaderos expertos en esas áreas que compongo. Definitivamente Doña Selene sabe pelar huevos duros y el hombre que instaló mi techo con madera machimbrada tiene una experiencia envidiable en el área. Yo, no puedo considerarme un experto cantante y compositor y menos un gran artista marcial o un experto en nudos y puede ser eso lo que me hace sentarme a dedicarme varias horas a hacer nudos y a contarle a otros como se hacen, mi inexperiencia y mi deseo de volverme al menos suficiente en esa área. Yo he cortado metales con sierra y tal vez haya invertido dos o tres años en ello, pero ahora quien corta metales lo hace con disco de cortar en amoladora angular y a mano. La primera vez que traté de hacerlo rompí los discos y puse en peligro mis extremidades, porque asumí que todo era como manejar la amoladora con disco de desbaste. Errado completamente, cada nueva función, cada nueva tarea, requiere de comprometerse a entender sus pormenores y no se trata de cortar bien una primera vez, si no de saber inclinar el disco, sin forzarlo y sin apurarlo, manteniendo el ángulo de ataque, calcuando la profundidad del corte, el ancho de la ranura, la dureza del material, la presión ejercida en el disco... Leerlo y entenderlo es tan importante como ponerlo en práctica y convertirse en experto luego de unas 10.000 horas de cortes. Pasa igual con clavar clavos, cómo se sujeta el martillo, el ángulo del golpe, la pericia en atinarle a la cabeza del clavo, la fuerza que se le imprime, el aprovechamiento del mango y la masa, no basta con poner el clavo en una superficie y enterrarlo, aunque uno nos salga bien, se necesitan cientos de horas para poder decir "sé clavar clavos"... No se es experto por conocer la teoría, por lo menos no de las artes y oficios. Ahora me explico y ahora les llevo este mensaje de repetición: La teoría sin práctica no es muy útil, aunque la práctica puede dar mucha teoría si se sabe sacarle punta al lápiz. Hacer que el cerebro se acostumbre y entienda una nueva tarea, un sistema de números o una operación, requiere ─en legos como nosotros, los genios no requieren esfuerzos exagerados─ de muchas operaciones y ahí es donde no es exagerado realizar 100, 200 ó 300 ejercicios de una operación para lograr siquiera aprender sus pormenores y sus vericuetos, no para volverse experto, simplemente para interiorizar el modelo básico. Repita entonces la lista de sus conocimientos y se dará cuenta lo poco que sabe y que sabemos al final de cuentas. Un punto de soldadura lo pone mucha gente, pero hay que saber de materiales de aporte, de amperajes, de tiempos de trabajo, de materiales a soldar y eso para cada variante posible de soldadura: eléctrica, autógena, láser, plasma, MIG, TIG, estaño... "sé soldar" es una aberración y una falsedad, "me defiendo" ni siquiera se acerca y "pongo puntos" apenas es una verdad a medias. Igual con taladrar: el tipo de brocas, la velocidad, el material, el afilado de las brocas, la presión. el ángulo de ataque... Pero eso es solamente el ejemplo. espérenme y verán: "Soy músico" pero 10.000 horas no llevo ejecutando tal arte, ni a palos, ni conciertos, ni ensayos ni nada, aunque llevo 30 años ensayando por horas eso no se acerca a las 10.000 horas. Así que ni soy experto haciendo música, ni presentaciones, ni ensayos, ni nada que se le parezca porque juntando todo y con cuatro horas semanales por 30 años no sumo 7000 horas y en artes de guerra con tres entrenamientos por semana, apenas voy por la mitad de la pericia necesaria... ojo "la mitad" no hay caso. Los expertos se reducen a una especie de grupo élite cuyas acciones están limitadas a otra pequeña élite de artes. El conocimiento es un espejismo que requiere mucha dedicación.

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