Desde hace días me informan mis colaboradores en red que hay varios tipos con nombres muy sugestivos como un tal Pacheco y otros con nombres grandilocuentes no personales con afectaciones sobre mi proceder, el de la banda X en cuestión y el de otra más que puedo o no ser yo. Lo primero que me acoge es que se dediquen con tanta vehemencia a atacar lo que desconocen. ¿Yo no soy metalero? ¿Cómo lo saben? Pero sí. No soy metalero aunque me guste el género musical en cuestión, porque para estos fanáticos de cinco pelos, ser metalero es alabar al anticristo, vestirse de negro y colocar enredadas alegorías de bandas en las chaquetas y autoproclamarse como los más de los más. ¡Valgame dios! No, tampoco soy punkero, aunque algunas cosas del género me gustan y parecen reportar esto en sus patrañas de que si le juego al Naciomal, no puedo irle al Deportivo Tapitas, es decir estás conmigo o contra mí en el amplio rango musical. Yo escribo estas cosas para alguno que otro que no le saca el cuerpo a la lectura, porque si me han leído saben lo que siempre he dicho sobre mi versión de las historias y lo mucho que deploro el fanatismo y el actuar sin pensar y menos el enfrascarse en peleas pendejas de abotagados que creen su palabra la última y mejor. Me llevan a juicio y colocan su juicio, esperan que se les responda y la verdad yo les he respondido. Se enojan porque se les borra de la página, pero no hay con quien hablar o negociar. Lo curioso es que como viejas chismosas van a decirle a sus compañeros de creencia que escriban y deploren al humano o humanos en cuestión como contra solidaridad con la página donde se les prohibió hacer comentarios. Digamoslo así: Si a mi me disgusta algo o alguien, simplemente no lo sigo, eso fue lo que recomendé a alguno que quiso creer que todo en las redes era simpleza mental. Cuando se le exige que piense, prefiere desertar y atacar como los bebés de 10 años: "su mamá", "esas botas tan feas", "no se sabe vestir", "no sabe que es el punk", "no sabe que es la vida"... Cuánta ignominia tiene uno que aguantarse por querer decir algo. Lo más curioso es que los ataques siempre han existido y yo los dejo existir, siempre que los ataques no se ensañen y tengan algo de lógico, pero han aumentado cuando decidí enviar una fotografía para atraer lectores. Si alguien me odia debería tratar de hacer algo en la dirección contraria a mis actos o acciones y no enfrentarme porque a mí me odian los creyentes, los ateos, los metaleros, los punkeros, los curas, los profesores, los escritores, los músicos... ¿La razón? No soy demagogo, ataco creencias religiosas y otras igual de dañinas, no represento ningún bando político y todos me parecen exactamente lo mismo después del nombre, no comparto las ideas de poder, no agradezco a dios ni a la santísima virgen, no halago la iconografía popular, creo que la inmensa mayoría somos esclavos y estoy convencido que el resto de la humanidad se compone de idiotas, estúpidos e imbéciles. No sirve de nada que yo constantemente publique mis criterios, mi música, mis libros qué, yo mismo encuentro que no son nada, que no soy escritor, que no soy músico y que no importan mis digresiones y razonamientos sobre uno u otro tema. El otro viene a decir como algo nuevo: "no sabe tocar", "canta villancicos", "no tiene voz de hombre", "no canta gutural"... Lo peor, es que en todo tienen razón. Pero, parece que me han escuchado, parece que me han leído. No resulto pues tan insignificante aunque eso quisiera uno ser para estos tipos. No me pongan cuidado, no hace falta, si los ofendí me disculpo en público, aunque aún no conozco mis ofensas. Al final no sé de qué se me acusa, pero no creo que los ciudadanos en cuestión tengan alguna idea de mí, nadie les ha dado cédula de ciudadanía en la orbe del pensamiento cómo dijera el maestro V.V.
PS: Si no le gusta lo que ve en el televisor apague, si no le gusta lo que escribe alguien que sigue, dessígalo, si no le gusta la navidad no la celebre, si no le gusta el mundo mátese, si no soporta a Juan Rifle, no lo mire ni lo lea. Está en su derecho. ¿Tiene derecho a atacarlo? Legalmente no. Pero puede hacer páginas contra él, ligas contra su moral, protestas contra su pensamiento, cacerolazos contra sus decisiones... Ir a atacarlo directamente en sus eventos me parece una tontera, atacarlo en sus páginas es pésima idea. Yo no espero cambiar ni que el otro cambie por lo que yo digo, pero entre extremos ¿Cuál puede ser la táctica? Quedarse en los extremos sin más solución que la rabia y el poder decirle a los tuyos, sin más prueba que la palabra, que aquel es o no es o que vale la pena o no la vale. Tampoco estoy a disposición de todos los que quieran hacerme juicio. ¿No he hecho nada por ustedes? Tienen razón. ¿No valgo un ardite? Probablemente ni un céntimo de él. ¿A cuenta de qué me siguen? No se agobien porque otro viste mal, vístanse bien ustedes. No se sequen la cabeza por no entender mis villancicos. Escriban ustedes odas entendibles en el tono que lo deseen. No compren mis productos musicales o líricos. No los escuchen. No los lean. ¡Tan Fácil! Al final me quedo con la sabia frase de Facundo: "Nunca le pude decir a mi mujer que era una idiota... no me hubiera entendido".
PS 2: Siempre lo mejor que se puede hacer contra estos seres insignifiantes es negarles el permiso de opinar en la página, pero, como dije, pueden hacer ligas y otras páginas. Yo al igual poco respondo ofensas o halagos, pero una aclaración pertinente es válida. El que ataca no quiere charla, quiere que le oigan porque se sintió ofendido y humillado, sólo quiere quemar el mundo y ver que resulta de ello porque fue ofendido en sus ideas, si las tiene o en su parecer, si es de él, los seres brillantes obvian cualquier ofensa a sabiendas de conocer el cociente intelectual medio humano y sobre todo el que se ofende por una opinión, un comentario satírico o una canción con contenido.
PS 3: No exageré, esas entre comillas fueron las niñerías que me hicieron en los comentarios.
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