viernes, 24 de mayo de 2019

La estúpida felicidad humana

Yo he visto grupos de creyentes adoratrices y al parecer creer, aporta felicidad al desesperado miembro de una cofradía, aunque la mayoría de ellos andan allí por miedo, las sabios creadores sabían ─esa es la parte interesante de ser sabio─ que cláusulas elementales y castigos eternos eran necesarios para instaurar la norma en los más cautos y reticentes. Es claro que si se me promete un castigo eterno de hambre, fuego, dolor y llanto, preferiré el temor a un dios para obtener lo otro ─salvación, vida eterna, ventajas de tribu─ que la sublevación a tal dios o dioses. Ahí realmente no hay gozo ni felicidad, sino apego a la vida eterna o a la promesa que hagan de saltarse el ciclo de nacimiento y muerte. No falta el energúmeno que asegura una felicidad sin igual y una luz por dentro por el placer de servir y amar al prójimo y ser hijo de dios. Fantochadas. Veo constantemente a los seguidores del fútbol emocionarse y gritar ante un partido emitido por TV. Les veo ondear banderas y besar la camiseta, arrodillarse y cantar mil alabanzas para uno y mil inconformidades e insultos para el otro. Esa felicidad de bestia innata es una suerte de coreografía aprendida para ser aceptado en una manada, nada que no se parezca al ritual de apareamiento. Alegrías similares a esas de bestia observo en cuanto aparece una hembra en medio de machos o un macho en medio de hembras; cuando la bestia caza y come está feliz. Debe haber una alegría extrema en sobrevivir y pasar los genes, de otra manera la especie se hubiese extinto hace eones. La gente comúnmente se entretiene con programas de televisión, redes sociales y películas en streaming. La felicidad de pasar el rato es felicidad obligada y nadie puede escapar de tal obligación. Hay quien se siente satisfecho viendo la felicidad de otros, lo que contradice un poco las teorías del gen egoísta y hay muchas felicidades en este mundo que en verdad me asombran: Ver al príncipe Harry salir emocionado por aportar un bastardo al mundo y ver esa felicidad inamovible de bestia me truncó el paraíso y me rompió el saco ¿de qué se siente feliz ese imbécil? ¿su vástago? Nacen 15.000 humanos cada hora. ¿Qué hace tan especial al suyo? Yo se los voy a decir, que nació en la realeza, que nació con estrella, que su futuro está asegurado por imbéciles del corte de su mismo padre, que nunca le faltará nada y que en 20 años saldrá por la televisión mundial a regocijarse por el nacimiento de su vástago. Me alegro por él y por su abuelo Carlitos y hasta por doña Diana que está en el cielo  ─los ricos tienen demasiado dinero para dejarse condenar─ viendo la felicidad de su hijo. Estúpidos todos. ¿cómo puede ser eso una noticia? porque el hombre es un idiota seguidor y fanático y se alegra de estupideces de ese tamaño: "le nació un heredero a la realeza". Seguro y ese heredero necesita cantidades ingentes de masa creyente que alimente sus arcas y sus ilusiones para ser el mandamás del mañana. Amén. La alegría en todas sus formas es bien estúpida y los animales la buscan en miles de formas, pero ¿hay una alegría más degradante que la de alegrarse de ser vasallos? ¿la de alegrarse de ser corderos de dios? ¿la de alegrarse de que ganó mi equipo o folló mi actriz preferida?
Somos una comunidad que se alegra de nada y con ese espíritu de perdedores avanzamos por el mundo y agradecemos las miserias que nos dan de aumento, las migajas que nos tocan por alimento, la contratación de un ídolo en tal equipo, la llegada de una banda legendaria al concierto de turno organizado por el estado, el dulce que nos ofrecieron por el día del profesor, la alegría innenarrable de estar vivos que celebramos que, aunque nada tenemos, tenemos la vida que dios nos dio. Ese simplismo odioso que enseña la religión y la ética de no compararse con nadie y que hace del pobre homo una sarta de sumisiones, peticiones y creencias. !Maldita y estúpida felicidad humana¡

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