domingo, 19 de mayo de 2019

La luz al final del túnel

No es más que una cosa lleva  a la otra y pensando porque el ser humano prefiere explicaciones vagas y creencias pueriles a la simple ciencia, me arrimé hoy a la escritura y al proceso de pensar por qué sucede así. Debería empezar por enunciar que aquellos seres creyentes no son nunca almas científicas sino almas pueriles y es más fácil engañar a un niño que a un adulto, aunque los adultos pueriles abundan. Demos por caso explicar la luz al final del túnel. Yo no la he visto, pero la gente prefiere pensar que es señal de que otro mundo después de este existe a resignarse a ser muertos por la eternidad sin redención posible. La gente busca que exista ese mundo y se pega de cualquiera que le facilite un ejemplo o una esperanza. Es más fácil creer que demostrar y lo mismo da para quien demostrar es contar o escuchar experiencias. Les cuento la fácil, creer es muy sencillo porque asumimos que nadie dice mentiras y si me cuentan que Arturo se acostó con la esposa de Carlos o con Carlos yo asumo que es verdad lo que me contaron y como tal lo divulgo. El problema es que eso no tiene ciencia porque yo puedo decir, aumentar o empeorar lo que me contaron y ahí es donde entran todas las noticias y las proposiciones humanas hasta no ser demostradas y aunque las demuestren; requiere un poco de sentido común darle aplicación a esas "verdades" científicas. Los niños viven de su experiencia y de la experiencia de los adultos que les rodean y por ello es tan difícil inculcarles el sentir científico. Si un padre le dice a su hijo que la luna llena juega un papel preponderante en el aborto, que el cabello se debe cortar en menguante, que los gallos sólo cantan en la madrugada, que dios existe, que rezar a un santo da resultado, que los sobanderos arreglan descomposturas, que Uribe es la solución... ¿En qué más va a creer el pobre párvulo? Claro que el profesor tiene la misma cantidad de problemas ¿Qué le dice un profesor a sus alumnos? Una sarta de mentiras sin comprobación posible, a los sumo una visión generalizada de un acontecimiento de la historia o una fecha táctica y un mundo de visiones propias de él. Que la RAE dice esto, que la historia cuenta que fue por la muerte del archiduque Fernando a manos de Gavrilo Princip que empezó la primera guerra mundial, que 2 + 2 son cuatro... es posible que algunas de dichas verdades sean útiles cuando toda la humanidad las comparte. Si pagas tu pasaje en un bus donde el conductor no sabe matemáticas o sabe unas matemáticas muy distintas, lo más probable es que te roben o que sea incorrecta la devuelta. Eso sólo dice que algunas verdades manejadas como estándar humano nos son útiles o necesarias, no que sean verdad a pies juntillos. Igual que toca tragarse lo que nuestros padres nos enseñaron hasta que adquirimos la edad de la razón, que en algunos no llega nunca. La verdad es que se trata de un consenso humano, llamar al perro perro y a la falda falda. Acordamos llamar a la mesa así, porque si otro le llama silla no podremos ponernos de acuerdo en que es lo que necesitamos. Y que vemos al final. Que si alguien tuvo un encuentro cercano o estuvo muerto clínicamente: sin pulso o respiración por unos minutos y luego al volver de la muerte ─nadie vuelve, lo más seguro es que no estaba muerto─ recita que vio unas luces y no eran las del quirófano, que vio un túnel y no era la ambulancia que lo transportaba, que vio a familiares y parientes que ya habían fallecido y además jura que fue tan real como la vida misma ─el mismo que estaba clínicamente muerto─ inmediatamente encuentra eco en esas personas que esperan la confirmación del más allá y en los semanarios que predican la palabra de dios donde pueden corroborar que, ciertamente hay una vida después de la muerte. No será la gran cosa ver a unos familiares y pasar un túnel iluminado para llegar a quien sabe donde a pasar la eternidad, pero ahí están las pruebas y tienen sentido. Alguien volvió de la muerte y las contó y no es el único, han sido mil casos y más y las experiencias extracorpóreas, plenamente avaladas por centros de creyentes e iglesias registradas. Total cree uno en un dios reencarnado ¿Por qué no va a creer en una lámpara al final del túnel y en la palabra de un desahuciado? Quien haya subido al Everest puede confirmar que la escasez de oxígeno provoca una visión de túnel y que el cerebro no le funciona muy bien, por no decir que no funciona y que, bajo las mismas condiciones: escasez de oxígeno por detención prematura del corazón o alguna forma de deprivación de la entrada de oxígeno, repercutirá en un cerebro que pide a gritos que le envíen oxígeno y se manifiesta incrementando sus funciones por un leve tiempo, la luz y el túnel tienen su condición en muchas respuestas pero el desvarío de un cerebro no puede ser tomado como prueba de la existencia de una vida después de la vida.

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