jueves, 19 de diciembre de 2019

Viendo desde otro lado

Todos, la gran mayoría hemos ido a la carnicería y hemos pedido lomo, pierna, brazuelo de cerdo, sobre barriga de res, costilla, espinazo y cola de cerdo. En otro país dicen que compran partes de perro, las mismas supongo yo: espinazo, cola, hígado, lomillo, pierna... y si comemos pollo no se nos hace raro ver un cuerpo coco ─de pollo─ con las patas cortadas y es probable que nuestro cerebro libere endorfinas y se liberen jugos gástricos de sólo imaginar tal manjar y se nos haga agua la boca, pero imaginar el perro pelado y coco─de perro─ en una bandeja listo para cocinar nos dará la sensación de canibalismo y lo más probable es que rechacemos con cuerpo, manos y olfato toda esa visión. Lo curioso sería entrar a una carnicería donde haya un torso humano partido en canal y unas vísceras esperando para ser llenadas y llevadas al fogón. Hígado, bofe y corazón humanos a la espera de un paladar carnívoro por complacer. Sólo el pensar en otro animal diferente a la res, al pescado y al pollo ya nos pone en una situación de trauma. ¿Quien en su sano juicio comería hígados de perro o chapulines pasados por aceite de oliva? Se asquea uno de ver un huevo empollado y pasado por agua como el balut, pero no se acuerda que los huevos fritos son óvulos sin fecundar que pasan por el sistema excretor del ave en cuestión. A nadie se le ha ocurrido fritar unos espermatozoides con tomate y cebolla para hacer una salsa, pero hemos puesto huevos de gallina en salmuera y cocemos unos cuantos para comerlos blandos o duros, pero si cambiamos de proveedor de huevo, la cosa ya no parece tan idílica: ¿qué tal huevos de codorniz, de paloma, de iguana, de avestruz o de tortuga? ¿Ya no son tan apetecibles cierto? Aunque, en esencia, son lo mismo. Igual pasa con la leche, de vaca es aceptable, pero si nos ofrecen calostro para un café con leche lo pensaremos diez veces, es más, a nadie se le ocurriría pasar unas galletas dulces con leche de hembra humana y menos tomada directamente del recipiente productor. Ahora, si la leche es de chiva, de oveja, de ballena, de rata o de canguro, de nuevo, se nos desarma el paraíso. A decir verdad, la pulpa, cuando comemos frutas lo que nos estamos comiendo es el ovario de la planta que recubre al óvulo o semilla. Si, la pulpa del mango, papaya o naranja es ovario simple y llano, pero si vemos a un animal comer la placenta limpiando al recién nacido haremos un gesto de asco. Unos comen hormigas santandereanas con mucha dignidad y orgullo patrio; otros mojojoys y cucarachas que le provocarían arcadas al estómago más fuerte; A pocos les extrañaría ver unas patas de pollo flotando en caldo y unas cuantas cabezas de pescado, pero el mismo caldo con manos de mono o cabezas de colobo rojo no produciría el mismo efecto. Pero no falta el que se asusta por una cosa de esas tan nimia pero come embutidos, los tradicionales hechos con los intestinos de cerdo: la morcilla y los chorizos son tripa de cerdo rellena con carne de segunda y tercera categoría ─aún así hay gente que jura que nunca ha comido mierda─ y entresijos de la misma víctima, arroz, cebolla y sangre, mucha sangre, la que le da a la morcilla su característico color negro. Y el chorizo es carne aliñada con muchos sebos secos ─los expertos dicen curados─ y sé de muchos que se los comen crudos. Luego nos vamos con el santo a misa de que nuestra alimentación es sana y dizque lo nuestro sí, pero lo de los otros no, que qué cochinos lo que comen y que asquerosos, de pronto nos damos cuenta de lo que influye el pensamiento, la tradición y las costumbres de todo un pueblo. Nacer en China nos habría dado hígados para comer cucarachas, escarabajos y saltamontes y nacidos en las selvas los mojojoys y las termitas serían un delicado entremés, de nacer en Filipinas un huevo con feto y plumas sería una delicia y nacidos en Japón el pescado crudo y el pulpo vivo serían gran deleite... Pollo apanado, perro apanado y humano apanado es cuestión de educación y costumbres y lo más seguro es que en caso extremo pueda uno comer y acostumbrarse al salado sabor de la carne humana con un anca a la parrilla o sopa de carne de pecho materno, que tal un par de filetes de gemelo o un roast beef de glúteo y un filete de muslo o un churrasco del músculo erector de la columna, unas criadillas empanizadas -pequeñas pero jugosas, a menos que el occiso fuese muy tonto- y un caldo de dedos. Sesos humanos y gelatina de cartílago de pie humano. Y ¿por qué no? Morcilla y chorizos con intestino humano y un buen caldo de vértebras de columna o de costillas. Y si el comensal es vegetariano le tenemos las palmas de las manos, las plantas de los pies y la raíz del ciezo. Si es mineraliano las piedras del estómago, los cálculos y los dientes. Para el vegano no hay nada, el hombre es un completo animal.

PS: Recuerdo una vez cerca a la frontera con Venezuela, Málaga (Santander) llegamos y nos ofrecieron carne y la comimos ávidos, terminamos y nos ofrecieron más, hasta que alguien dijo que era de ovejo y dejamos de comer todos al mismo tiempo. Allí quedó el segundo plato lleno de carne... de ovejo.

PS 2: Ese día algo se disparó en mí con la observación de mis fellowships y aborté la comida de ovejo, pero yo he comido culebra, pulpo, iguana, cuí, chucha, danta, guagua, ranas, sapos, crustáceos, insectos, caracoles... No es una larga lista, pero por eso la pongo acá en este, mirar desde otro lado.

PS 3: Me escribe mi querida D.E.B. que a la semana nos comemos el equivalente a una tarjeta de crédito de plástico según la WWF y al parecer, también por error, devoramos una libra de insectos en el lapso de un año según la FDA. No por querer comer insectos, sino los que vienen en las verduras, hortalizas, carne, frutas. O los que caen de los techos viejos o comemos por tener la boca abierta que ya lo dice el viejo y conocido refrán: En boca cerrada no entran moscas, aunque más parece una amenaza sicarial. Nadie ha hecho la cuenta de la tierra y arena que consumimos en un año, pero yo garantizo que se acerca bastante a la de insectos.

PS 4: Está el que piensa que el gusano es inherente a la guayaba, sabemos que es falso y no deja de ser un gusano, del mismo que come carne podrida en las heridas y cadáveres. A todas éstas ¿los veganos saben que comen insectos? Creo que se descomulgarían a sí mismos.

PS 5: Una de las cosas que más nos intimida es que en el mundo existan tribus caníbales y que para ellos sea cotidiano comer manos de humano, sancocho de pierna humana; asado de carne de nalga y de seno o butifarras de intestino grueso. Me burlo, pero es verdad que la sociedad del leopardo en África o los Aghori en India como ciertas tribus del Amazonas aún comen cadáveres por razones estéticas, espirituales, ceremoniales o creencias de adquirir poder o valentía del enemigo como lo hacía Idi Amin Dada.

PS 6: Hay unas comidas impensables en la gastronomía paisa y no es broma: arepa redonda con panela; chicharrón de cerdo con mazamorra, carne con leche, fríjoles con mazamorra, arroz con chicle, fríjoles con azúcar, arroz con mango.

PS 7: Recuerdo los jugadores de rugby que sobrevivieron en los Andes. Algunos murieron por no ser capaces de saltar el prejuicio de comer proteínas humanas. Puro trauma y  concepción cristiana de que no comerás a tus prójimos.

PS 8: Definitivamente, las posturas son respetables y toca respetarlas aunque no se compartan. Yo no voy a empezar a comer carne humana, ni creo volverme vegetariano o vegano. El omnívoro tiene ventajas de alimentación por el simple hecho de "El aventurero", si sólo me gustan las negras, ulótricas, de ojos oscuros, tendré problemas de reproducción a menos que viva en una tribu con esas características, así que "me gustan las altas y las chaparritas, las flacas, las gordas y las chiquiticas... solteras y viudas y divorciaditas, morenas y rubias de caras babosas, que tengan sus novios que no sean celosas... lo mismo le tomo tequila o mezcal... yo le entro al pulquito también al champagne..." La lotería de la naturaleza premia con supervivencia la poligamia y el adulterio. No digo que no existan monógamos y machos fieles, pero esa es una excepción y por lógica, tales especies corren el riesgo de extinguirse más fácilmente. Dice la ciencia que sólo un 5% de las especies practican tal, aunque yo no estoy muy de acuerdo con el dato o con darles a esas especies un privilegio evolutivo, a más que son las que ponen de ejemplo las religiones defensoras del matrimonio.

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