Tácitamente hablando, cuando yo escuché el rock'n'roll, que a mí no me lo trajeron de inglaterra, lo oí en las calles de Medellín ─en cassette, nunca en pasta─ y aunque lo escuché en inglés, estábamos de acuerdo en que las oportunidades no existían, que existía una raza depredadora llamada capitalismo, que la anarquía era la solución a esos problemas y que la música era la manera de gritar los desacuerdos existentes entre unos y otros. Tácitamente estábamos unidos por unas letras en contra del capital, en contra de quedarse callado, en contra del que ostentaba el poder. Pedíamos igualdad... seguramente. Concuerdo yo en que la intelectualidad nos afectaba profundamente ─debo decir en nuestra contra porque no la teníamos, leíamos poco, hablabamos menos y no nos interesaba lo que ocurriera en la política o en materia de orden social─ y se nos escapaban cosas sin sentido, la mera rabia y a eso le sumábamos la palabra procaz, el insulto pedestre y el hacer pistola que se volvieron signos de la generación y por qué no decirlo, de toda una serie de generaciones posers que creen que al hacer lo que se hizo por aquellas fechas, se convierten inmediatamente en lo mismo de aquellos héroes de leyenda que iniciaron o promovieron la tan mal llamada "escena". Tácito estaba que no le cantábamos al amor o a la novia y mucho menos teníamos una. Tácito estaba que donde había que tirar piedra, donde había que gritar y donde había que elevar consignas, allí estábamos para demostrar que no estábamos de acuerdo aunque realmente no supiéramos de acuerdo o en desacuerdo con quién, que al final nuestros acuerdos no pertenecían a este mundo o por lo menos no eran del interés ajeno, Llegábamos, protestábamos y nos íbamos a tomar una media de Alhelí combinada con las aguas negras del imperio yanqui mientras debatíamos sobre nuestra próxima parada o sobre lo importante de nuestra participación en el día llevado a cabo. La rebeldía sobraba, brotaba a borbollones contra los maestros, contra la escuela, contra los padres, contra la educación, contra la policía, contra la tauromaquia, contra... Creo importante decir que hubo una época en la que una banda que no tuviera una canción antitaurina, una antipolicial y una prorrevuelta popular, estaba "out". Tácito estaba que la vestimenta debía ser negra, con agujeros, con botas de trabajo, hecha por uno mismo, la cháscara no podía faltar llena de bandas y de consignas, de una buena cruz al revés y de muchos ganchos y aes dibujadas. Los ganchos en las orejas por piercings y las cadenas simbolizaban a la vez las ideas pegadas que era ninguna y la represión que era mucha y es mucha pero no nos dábamos por enterados o por lo menos eso decían quienes llevaban la batuta, las cadenas y los ganchos. A la vuelta de la esquina en el futuro mismo, la diversificación, el ritmo y las tonadas no han cambiado mucho, no pasan de unas guitarras distorsionadas, quintas, acompañamiento de batería, bajo y letras... si señor letras, la mayoría con un contenido bajo en calorías, simples, descarnadas y guturales, aunque cada grupo, banda y solista se vanagloria de decir no sé cuantas verdades y de exponer su alma en verso. Las voces no eran problema, al que menos pena le diera aparecía con ese augusto letrero de "vocal" y aunque desafinara y se metiera a destiempo, aunque gritara y guturalizara, aunque no subiera ni al escenario, les alababan y coreaban los otros que menos que entender la letra podían decir que había bandas de su barrio o de su ciudad. Aparecieron las canciones de amor en el ámbito del rock al que me refiero, pero no se asusten que el rock, donde nació, también llevaba baladas de amor y entonaciones al señor, a los coches y a la velocidad en la carretera. Infantiles esas letras pero influyentes. Pasamos de cantarle a la botella, al vicio y al alcohol y la reemplazamos por ella. Ahora dizque tenemos políticos rockeros, punks y metaleros que cambiaron su chaqueta de cuero por una de tweed o de paño para representarnos. Hoy dizque tenemos el rock en las narices y el médico, el profesor y el ingeniero no sólo son competentes sino que tienen banda donde expresan sus medidas en el sistema métrico internacional y sus enfermedades en verso sincopado perfecto. Las emisoras han difundido un rock sincrético al que los pobres usuarios llaman sin restricción de la manera que más les convenga. Lo peor es que quienes no aparecemos en el top ten de la ciudad creemos que hacemos lo correcto y que no se nos llama por críticos o simplemente porque no nos vendemos y no por lo malos que somos. ¿Evolucionamos? ¿Involucionamos? quede a discreción. Yo no le veo futuro a nada.
PS: El poco inglés que sé no lo aprendí en el colegio, lo aprendí traduciendo las letras de Slayer que venían en LP y las de Dead Kennedys en copias casi ilegibles que venían en los cassettes que uno pulcramente copiaba, léase cinta y letras.
PS 2: "Aen" muchos que piensan en el rock como única vertiente y que rockeros, metaleros, raperos, hiphoperos, reagueros, esquineros, vándalos y demás etnia cultural son lo mismo. Cierto que provienen de la misma manada pero algunos criterios, ritmos y conceptos nos han separado, incluso el pensamiento y alguna que otra idea, pero sí. Todos venimos de los mismo y somos la misma mierda.
PS 3: Un punto a favor de la evolución es que ya no hacemos canciones antitaurinas. La voz es hoy más pródiga en gritos y guturalizaciones incomprensibles y las bandas más ricas en quintas y rifts que en aquella época lejana. ¿A favor de la involución? Por favor que alguien me saque de esta situación tan engorrosa.
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