Tengo una cara amiga que luego de alguna entrada en estas líneas me acusó de vanidoso, sarcástico, egocéntrico y petulante. No puedo defenderme en persona y Camilo R. jura que así soy y que todas esas virtudes me preceden. Verdades de cada uno que supongo describe a más de uno. ¿Quién carajos no es egocéntrico? La sola norma del gen egoísta, del mundo de supervivencia, de la reacción natural nos hace egoístas y aunque no precisamente es una defensa: la humanidad es egoísta. Nadie da de lo que carece, sólo ofrecen de lo que ya están hartos. De animales no voy a hablar porque ellos desconocen por completo los términos de gratitud y lealtad. Sarcástico soy, y lo peor es que me creo de los buenos en sarcasmo, bastaría a cualquiera revisar las más de 300 entradas en estos insermos, aunque para ser sarcástico se requiere una pizca de inteligencia, lectura y conocimiento. Yo no creo que mi IQ sea muy alto, supongo que como puedo amarrarme las botas y abotonarme la camisa, tengo un poco más de 60 y, mi conocimiento, se resume en lo que haya leído, pero eso si soy, soy un lector, de los sistemáticos, porque escribo mi resumen de lo leído, los apartes que me agradan y mis apuntes sobre lo que pienso de él, con un pos scriptum sobre las palabras raras o alocuciones que me son ajenas. Una prueba es mi blog LIBROS. Leo más de 11000 páginas al año, puedo no ser un gran lector, pero leo más que el promedio; aunque mucho de lo que leo me parece basura, nunca dejo un libro sin terminar por malo que me parezca, porque de las peores obras he extraído algún conocimiento, aunque sea no imitar a Vargas Llosa. Todo lo que acabo de escribir me confirma como petulante, pero más de uno conoce mis alcances en cuanto a composición, conciertos, charlas, estudios, seminarios y clases especiales y quienes han vivido cerca de mí, saben que puedo reparar muchas cosas y que muy joven me bautizaron como a un héroe de televisión que mostraba trucos con una navaja. Mis alumnos me dicen el "profesor herramienta". La petulancia se gana. Yo ya la pagué. Lo que no soy es vanidoso, obvio que acabo de serlo, conozco mis alcances y me siento orgulloso de ello. Aún le reconozco a cualquiera que no soy escritor y que no soy músico, dos verdades racionales, jamás fui a cursos de escritura ni pisé aulas de música o busqué redes de bandas. La ausencia de vanidad se da en términos más simples, no soy una persona agradable a la vista, no me siento bello, no tengo sino un pequeño espejo en mi casa y es para evitar salir con mocos a la calle. Siempre he despreciado mi imagen en el espejo y reconozco a un ser extraño que me mira desde el otro lado. No superaría la prueba del espejo de Gallup y soy consciente de ello. No tengo uno solo de mis diplomas enmarcados, no existe una mísera fotografía mía o de mis hijos en mi casa, de las paredes sólo cuelgan armas y herramientas. Los recuerdos los llevo conmigo. No me gusta usar celulares, casi siempre los dejo al garete en cualquier parte porque me aterra que alguien pueda encontrarme con una aplicación o con una llamada. Tengo quepasap, pero he restringido a mis amigos a un nivel impresionante. No me conecto mucho porque no pago planes ni compro datos. No me gusta el WiFi callejero así que uso el que paga el colegio y de pronto en casa de mis amigos aunque odio estar pendiente del teléfono o de los mensajes o de pedirle al jefe de casa una clave. Elimino a todo aquel que me mande chistes, cadenas de oración, videos de gatos, chismes y pornografia. Me harta conversar por red y detesto los mensajes de voz, no porque padezca glosofobia, es más bien una especie de temor obsceno a que otro posea mi voz en su cuenta. Soy afenfosfóbico, pero se me quita si no hay mucha gente y, de ninguna manera soy agorafóbico mientras el ágora esté vacía. Engreído sí, definitivamente sí, no más que la mayoría que no ha hecho un mérito pero, engreído sí. ¿Sociópata? Evidentemente, me importa un pito quien se muere y menos ir a la burla que llaman sepelio o presentar respetos por ello, soy impulsivo sin medida y la seguridad mía o del otro me tiene sin cuidado, pero soy un sociópata funcional, es decir, lo suficientemente hipócrita para aguantarme la gente por un determinado tiempo. Luddita en cuanto a destruir máquinas o aparatos tecnológicos no, valoro mucho las capacidades y alcances de un buen móvil. Tecnófobo sí, pero por odiar los seguimientos que se hacen con los metadatos. De ninguna manera soy un teórico de conspiraciones, por el contrario trato de desenmascararlas. No soy bueno cuando de piropos se trata, lo mejor que puedo hacer es decir "bella" o "hermosa" pero "amor" "cariño" "cielo" y todas esas meloserías y cursilerías las evito para escaparme de la diabetes. Soy ave de paso y muy pronto me iré de este mundo que no les lego, porque nada en él es mío, pero les advierto que soy además ave de mal agüero y, por lo general, anuncio problemas.
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