sábado, 11 de enero de 2020

Gramática simple

Es muy típico que la atrevida ignorancia hable en nombre de los hermanos que yo he corregido para que todos vean que también me equivoco y la verdad es que yo me equivoco bastante, pero mis detractores o competidores han hecho el ridículo buscándome la caída. Hace años se me arrimó Miguel Rey a decirme que no se decía antediluviano sino antidiluviano por una publicidad de dinosaurios que había hecho. Pobre ígnaro que ni español hablaba porque el costeño es dialecto o no es gente quien lo habla, según la consigna cachaca. Debí explicarle que ante era de anterior y anti de contra. Lo mismo me pasó cuando recomendé unas gotas óticas y un metido me interpeló con ópticas y eran para el oído o sea óticas. Y no es raro que cuando una palabra se parece a otra, el otro tome la que usa todo el mundo y considere innecesarias y erróneas las otras en el fervor de corregir y sentirse especial por ello: el calor se conduce directamente, por convección y radiación y no falta el que cree o escribe convicción o convención. El carbón es adsorbente no absorbente pero quien le va a poner cuidado a esas simplezas. En los talleres dicen que el aluminio es anonizado por el tratamiento de ánodo anodizado. Y pletina y almádena sólo existen en el diccionario. Niple está completamente desaparecido. En una clase dicté el título métodos de datación  y los chicos se fueron por lo que conocían y pusieron métodos de adaptación para luego discutir que así lo había dictado yo. Si digo "ice lo que pueda" recibo a un corrector que no lee el contexto de izar una bandera hasta donde dejen los cabos y hay que explicarle que los cabos son cuerdas y no rangos. Si digo aré lo que pude viene el corrector a explicar que es haré lo que pueda sin pensar en el verbo arar y en mi capacidad para hacerlo. ¿Qué hacer? ¿dejar que el lenguaje se desdibuje de sus confines y de sus necesidades? ¿entender a cada uno lo que quiera decir por contexto y seña? ¿burlarse de ellos por no conocer las acepciones pertinentes? Simplifiquemos más la vida y hagamos menos cada vez, para rendir homenaje a INGSOC y rebajemos el lenguaje al uso comunicativo simplemente. Desechemos todo lo que sobra al lenguaje para perpetuizar la pereza mental y acabemos con la alcahuetería de las academias de la lengua. Rebajemos nuestro lenguaje para no dar más tarea a esos pobres cerebros cargados de los niños que deben absorber tanto conocimiento y acceder a tantos manuales y diccionarios para poder entender lo que un otro dice. Dejemos de sobrecargar al infante con pendejadas de idioma y entendamos de una vez por todas y para siempre que ninguna de esas palabrejas le va a servir para describir la esclavitud que vivirá y que ninguna de esas palabras se requiere para hacerse millonario o para asesinar, para robar o para sembrar papas. Hablar bien, tener dicción y entender la gramática es cosa de chiflados y pretenciosos, es más, la escuela es una pretenciosa al querer llevar a los seres humanos una educación amplia y pluricultural. Las escuelas, para tener contentos a todos, sólo deberían enseñar a leer y escribir básicamente y luego ser el puente ideológico donde se le inserta al niño la democracia, el amor a la tiranía, el respeto por la esclavitud y el desprecio por el conocimiento; el amor a la bandera, la fe en la religión y la deferencia por la patria; el increíble poder del voto, la inexorable avalancha de mentiras tras él y el nefasto nepotismo que le acompaña; la domesticación de la lengua, el servilismo histórico a próceres decadentes y la constante ironía de la manumisión declarada. Vayan tranquilos, no aprendan nada nuevo, siéntanse ofendidos por la carga académica, quéjense de un lenguaje tan vasto ─no basto─ y complejo, vayan a la peluquería que es donde se concentran sus intereses y al video juego que es donde se resumen sus hazañas, limiten sus lectura a Juan Matachín y La carta a García que para leer a Lorca, Vargas Vila o Nietzsche se necesita diccionario; No conversen más que entre ustedes mismos que el lenguaje técnico es ofensivo. No infieran, para eso se necesita pensar y para pensar se necesita evitar la pereza y acumular jerga y esa postura es demasiado intrusiva. No entrenen el cerebro, que es una herramienta inútil que ya llegó a la cúspide de su desarrollo y por más que lo alimenten de babosadas no se hará baboso, siempre que lo necesitemos podremos acudir a él. Ojalá no le pase como al Chavo del Ocho que tiene el cerebro nuevecito, sin estrenar, porque ocurre que tenemos ─un estimado─ 100.000 millones de neuronas, cada ser humano, cada individuo de la especie, pero de nada sirven esas 100.000 millones de neuronas que nunca fueron activadas, es como tener muchas bombillas pero apagadas. !Arriba la pereza mental¡

PS: En verdad no distinguen el acero genérico sino que piensan en láminas, acero, hierro de forja y el acero para ellos es sólo el endurecido, como tampoco entienden que un imán no demuestra la calidad de inoxidable y que el inoxidable se oxida.

PS 2: Si es deferencia, no "diferiencia" como dice Manolita.

PS 3: Creo ya haber desvirtuado la proposición de que el cerebro es un músculo, no lo es, pero puede entrenarse y su manutención requiere de ejercicios de memoria, de ejercicios de escritura, de movimientos inesperados ─cepillarse con mano contraria a la usual por ejemplo─ de uso, de exigencias.

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