Triste porque se me borró el producto de una charla y tratar de recuperarlo es imposible, es la primera vez que me pasa, trataré igual el mismo tema con denuedo y debo empezar diciendo cosas sobre las escrituras, porque es de ello que se trata. Leer es un arrebato. En la antigüedad el conocimiento se transmitía por experiencia, aprender a cazar requería el acto mismo de la caza y aprender a hilar se lograba hilando y ni que decir de los mil peligros existentes... sólo podían aprenderse en el camino. Los mitos y leyendas se transmitían oralmente ─aún hoy hay tribus que lo hacen así y no dudo que aquello del teléfono roto se cumpla─ y no falta o faltaba alguien que olvidara un trozo de la leyenda o que en un éxtasis místico le adicionara un trozo inventado por él o imaginado por él. Al aparecer la escritura, unos 6000 años atrás, no es de extrañar que los pocos que sabían usarla y traducirla al habla, fuesen tratados como reyes y sacerdotes. Ese hombre, enviado de dios, es capaz de leer las muescas en la tabla por inspiración divina ¿qué más podría pensar el ciudadano de a pie? Y ese hombre hablaba de un héroe Marduk y de un semidios Gilgamesh, de Enlil y de Ea. Quienes le escuchaban traducir las cuñas, le admiraban y respetaban, incluso le daban diezmos y le hacían favores extras para que aquel capaz de traducir las tablas de dios, les ayudara en las cosechas y en la caza y les tradujera los eventos divinos: una lluvia ausente o un gran temporal o el significado de algún evento cósmico como un cometa o un asteroide. Es claro que si la cosa fuera oral podría aumentar todo lo que a mi bien me diera en gana, pero no implica que las tablas no puedan ser alteradas por el mismo que las escribió o entiende. Bien sabido es que las mismas escrituras bíblicas han sido alteradas por reyes y sacerdotes. Si quieren un par de ejemplos busquen aquello de la mujer apedreada por adúltera y el caso tan amañado del levirato. No quiero quedarme en eso, porque esa no era mi finalidad. La cosa es que hoy cualquiera lee, hasta mi sobrino de tres años empata una letra con otra y dice pppprrrimmmarrria. Hoy los garabatos no son un problema y en todo el país y en todo el mundo cada cultura traduce esos garabatos y leen como niños de primaria como una vocal se empata con el sonido de una consonante y aparece mágicamente la palabra. Hoy el problema no es leer, sino qué leer y, pensar si la lectura o toda lectura dignifica como lo dice la sabiduría popular, de la cual desconfío ampliamente. Una amiga me sostenía hace poco que se había leído en su vida Los relatos de los mitos de Kthulú y el Necronomicón de H.P. Lovecraft y el libro de la ley de Aleister Crowley, el Heptamerón de Pietro D'Albano, el Vermis misteris y Los manuscritos Pnakóticos y aboga por conseguir el Malleus maleficarum de los Institoris o el libro de san Cipriano ¿Qué puede tener en la cabeza esa muchacha por favor? Ahora vienen unos cuyas lecturas arrasan por lo profundas: El monje que abandonó su Ferrari, ¿Quién se comió mi queso? El caballero de la armadura oxidada y La carta a García, acompañado de El principito, Juan Salvador gaviota, Puente hacía el infinito y El profeta de Gibran. Estos ganan premios de lectura y reciben espaldarazos de sus jefes por la excelente inversión del tiempo libre y hasta les presentan al papa Francisco ─Recordé una canción infantil que reza que el papa Francisco huele pegamento !ay los niños de hoy¡─ para que los canonice y les de su bendición. Edwar juraba que no existían más escritores que Arthur C. Clarke y Ray Bradbury y con ellos leía Fundación, La guerra de las galaxias, Crónicas marcianas y Starship troopers. ¿Que puede haber en una mente tan obtusa? ¿y que pensar de aquellos que sólo leen las novelas de medio pelo? Las cincuenta sombras de grey, Orgullo y prejuicio, Sangre de Campeón, Cincuenta sombras liberadas y Volar sobre el pantano...? También están los que leen sólo obras de suspenso It, Cujo, La caída de la casa Usher... Los que persiguen misterios inexplicables con Charles Berlitz, Dan Brown y el insuperable best seller J.J Benitez... Los que leen Robert Kiyosaki, Cuauhtémoc, Chopra, Bach y J. Mario Valencia... Es definitivo, hemos llegado a la misma conclusión Nietzschiana: la única lectura posible es con los libros que nos golpean en la cara y nos hacen arder el alma, los libros que enfrentan nuestros miedos con más miedos y que destruyen toda esperanza posible ─sabido es que no existe ninguna─ los libros que nos inquietan y nos hacen pensar o nos llevan al mundo del razonamiento, los libros que nos causan desazón y desconsuelo; los que traen una verdad opuesta a la de la masa, aunque sólo sea por contrariar al rebaño. Hoy todos leen, pero ¿Qué leen? Llevar la biblia bajo el brazo no te hace un lector, la biblia no dignifica ni ofrece un conocimiento de nada. Allí van los que buscan esperanzas no los que buscan el saber. Allí van quienes buscan consuelo, no quienes buscan la verdad. !Tan difícil es encontrar a alguien que esté dispuesto a escuchar la verdad¡ No hay almas ni cielos, no hay siete leyes del éxito ni camino por el que seguir para triunfar en la vida, ni vida para citar a Bukowski: "este no es mi día, ni mi semana, ni mi año, ni mi vida ¡Maldita sea!". Como siempre me apego a la conciencia y al respeto por el otro. Al principio de que mi libertad termina donde empieza la del otro y que cada cual lea lo que le venta en gana. Pero que no me hablen de dignidad, de crecimiento o de que, saber la biblia de memoria y traducir de allí los deseos divinos es sabiduría. O de que devorar novelas rosa aumenta el intelecto o incluso que quien lee sobre hechicería y ciencia ficción es un erudito... Pamplinas. Leer es un arte muy diferente al de saber como empatar fonemas que es lo que hace el cardumen.
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