miércoles, 26 de junio de 2019

Psicólogo y Psiquiatra

Mi amigo Sigmund Freud murió en 1939 y nos dejó un séquito de sorpresas entre los seguidores de la mente, entendida la mente como un conjunto de amores y desaires propias de cada individuo. Sus elucubraciones hacen mella hoy en el hombre promedio y en la psicología de masas ─perdón─ Después de su muerte el mundo no se sumió en la miseria, pero aparecieron carreras de la mente que dieron al traste con la aparición ─simultánea─ de enfermos mentales. No los enfermos mentales de la antigüedad que estaban completamente deschavetados como aquel Bonaparte que se creía emperador o un tal Colón que se imaginaba navegante. Antes del cristo existía la locura por comparación y no es raro que se considerara loco al siracusano que corría desnudo por las calles gritando "Eureka" o al místico que vivía en un barril o al que se suspendió en lo alto de una columna... Había otros locos y otros males más sin remedio. Freud estudió la mente y llegó a la psicoanálisis y los psicoanalistas y lo que antes enfrentábamos con el tiempo, requirió de un especialista en la profundidad del ser y hoy, una gran parte del salario se va en psicoanalistas y gurús de la personalidad que avalan nuestras actuaciones y alivian nuestros traumas, dejándonos sacar todo lo que hay en nuestro "interior". La clase media no puede vivir sin sus asesores de imagen y sus lectores de personalidad y acuden al psicólogo para saber como dar mayor desenvolvimiento a su yo interior y cómo enfrentar las barreras que se les presentan. Así, estos nuevos astrólogos predicen y pronostican cambios de personalidad, traumas sufridos en la niñez y en la juventud y como grandes profetas, señalan la manera correcta de afrontar un noviazgo frustrado, un trabajo apabullante, un sueño sin cumplir y todos los delitos de la personalidad posibles: timidez, introspección, parsimonia, depresión, tristeza, aburrimiento, tedio, verborrea, locuacidad... Todas adjudicadas a padres y familias disfuncionales. Hoy todas las disculpas están a las puertas del descubrimiento: Pobrecita es que ella tiene un problema de TOC o es bipolar y por eso trata a todo el mundo así, o es depresiva y no se le puede hablar muy duro... el niño tiene TDAH y por eso no hace tareas. Uno que no gusta de leer y no se le exige juran que tiene dislexia; si no ejecuta una resta correcta o se enreda con los números tiene discalculia y si tartamudea al expresarse y es muy introvertida tiene serios síntomas de suicida; si viene con unas cuantas heridas superficiales se está auto lesionando y muy cerca de cortarse las venas; si tiene unos kilos de más está proyectando sus problemas en la comida, si tiene unos kilos de menos es anoréxica o bulímica y si pinta penes por todo el salón está traumatizado o queriendo salir del closet. Yo no puedo decir que los problemas mentales no existan, me rebajaría a lo obvio; existen una gran cantidad de comportamientos, que, analizados con lupa parecen ser trastornos de comportamiento y si cito que los patrones de normalidad los dictan insensatos y todo aquel que se desvíe un ápice sufre el clamor generalizado de la población que le llama a ciernes, aparecerán disfuncionales a diestra y siniestra, a proa y popa y en el amplio rango de la rosa de los vientos. Mi crítica se centra más bien en que aún existiendo esos traumas de la personalidad y aún siendo incapacitantes, estamos leyendo mal a nuestros jóvenes y nos estamos escudando en entidades que no son exactas. Todos padecemos de TOC o TDAH y, en mayor o menor grado tenemos proyecciones de nuestra personalidad en cada acto que profesamos y todos hemos vivido en familias disfuncionales: ¿Qué de raro tiene que me enamore de una chica de 15 años? o ¿qué problema hay si antes de acostarme reviso cada puerta de la casa para verificar su cierre? ¿si soy estricto con la dieta hasta por una caloría? o ¿si las relaciones me son letales y paso más tiempo disolviendo y aceptando una relación antigua que buscando una nueva? Esas cosas le ocurren a todo el mundo y eso no nos hace enfermos mentales o no por eso requerimos de un experto lector que nos apruebe y nos guíe. Estamos dando armas a los chicos para que se oculten y quieran ser tratados de manera distinta, donde realmente no hay un problema sino una pauta de comportamiento que se ve acentuada por los que le tratan y en el que el chico se escuda para recibir atención. Puede que mi personalidad abuse de tales casos, para mí todo es muy simple y los verdaderos casos de TOC o de auto lesión, casi siempre terminan mal; los pequeños casos escolares podrían terminar en suicidio real ─en muy bajo porcentaje─ pero eso no implica que haya que abrazar a todos los que aparentan ser un poco más débiles, sino incentivarlos para que superen esos estados y no darles prebendas de ninguna forma, sino tratarlos como iguales. Al final no soy yo quien los trata, me burlo de la sociedad que va al psiquiatra y al psicólogo, no de la que lo necesita sino de la que se oculta de tomar decisiones y se escuda en las que otros puedan tomar por ellos o más fácil, los que, incapaces de regirse, trasladan sus decisiones, no al hombre o mujer que hace de psicólogo o psiquiatra, sino al hecho de estarlo visitando. Similar a aquellos que requieren de la paz del señor para poder vivir en paz o de la norma ética cuando su ética propia no puede con la responsabilidad.

PS: Yo sé la mar de defensas que hay contra esto.  Una que les regalo es que antes no nos tratábamos contra posibles enfermedades ─las vacunas─ que surgieran y hoy debe hacerse aunque la tasa de nacimiento/muerte no se modifique mucho y que los tiempos cambian. De todas maneras mi pensamiento dice que aquellos que se tratan sin necesidad no es que lo necesiten per se, sino que tienen un cerebro débil y romántico y que les encanta estar a la moda.

PS 2: La humanidad entera padece discalculia, dislalia, dislexia y cogitofobia. Todos padecemos algún trastorno obsesivo compulsivo y hemos sido criados en hogares disfuncionales: con un solo padre, sin padres o con ambos tarugos que han tratado de llevarnos por el camino que ellos creen es el bueno y, en ese punto, es donde nos han echado a perder.

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