jueves, 13 de junio de 2019

Se murió J. Mario

Desde la semana pasada me tienen arrinconado con esta apabullante muerte y yo no he podido sino contestar "mejor muerto no pudo haber". Seamos sinceros que yo creo que buenos muertos en este país y ciudad ─y en el mundo─ debe haber muchos para representar el papel. Una larga carrera de desesperanzas me lleva a pensar que todo buen ciudadano es un buen muerto. Si se muere el papa será reemplazado y todo eso, pero yo estaré feliz de oír que se murió un papa, ¡es mortal como todos y siente miedo! Y, debe sentirlo, llegar a las puertas del cielo a ser juzgado de lo que usurpó en la tierra y de las mentiras que dijo y la gente que torturó... Si se muriera el presidente y su títere también me sentiría muy feliz, aunque sé que también serán reemplazados y que los encargados de elegirlos son la misma masa que subió a estos dos... la masa no es de fiar aunque la ciencia tenga sus recelos con ello y garantice que la masa es un buen augurio de fiabilidad... Si se mueren todos y cada uno de los miembros de la junta del sindicato antioqueño, la señora que demandó la construcción de mi casa en un lugar donde todos construyen ilegal, el borrachín promedio con sus escupitajos y quereres, el anarquista estúpido que cree que basta con pintarse una a en un círculo, el profesor inculto que sólo sabe llamar la atención sin mirarse a sí, la señora del frente y hasta el pobre desterrado que vive bajo el puente... Todos buenos muertos, como muertos, es decir, están mejor muertos que jodiendo la vida de sus congéneres... aunque sean reemplazados. Ya es sabido que la dicha no dura, pero se disfruta. Mis pobres chicos me miran perplejos y a la mejor desean que yo también sea un buen muerto, lo que ellos no saben es que no están invitados a mis exequias y que no pienso tener exequias... a mí que me procesen en Zenú para hacer salchichitas o que me pasen por una despulpadora de madera para que todo mi cuerpo sea el abono de los fríjoles que se comen los demás... Sin velas y sin entierro, quiero no ser sepultado, y menos bajo una cruz o símbolo religioso, que mis cenizas las esparzan en la alcantarilla o las desechen por el retrete.. ¿qué más da? Pero buenos muertos son todos, incluido yo. Toda la humanidad rebaño y la humanidad cucaracha que se arrodilla y gime por la muerte del otro ─olvidarán que todos somos mortales─ la humanidad despensa y la humanidad tributo... todos buenos muertos. Pero ¿por qué don J. Mario es un buen muerto? Porque no sabía contar chistes, porque fue una mala copia de Pacheco, porque se creía chistoso, bueno y decente. Puede criticársele además que escribió libros de superación personal, promoviéndose a sí mismo como modelo y llenándole la cabeza a la gente de cucarachas y de programación neurolingüística, pero la mayor porquería que hizo, aparte de creer que fue él quien ayudó a Pacheco, fue la novela rosa que extendió sobre millones de bobitos que le seguían cada mañana y que se llamaba "Muy buenas las tenga". Esa era la novela absurda que los colombianos seguían cada mañana con fanatismo ciego y era la iglesia, porque cada mañana en ese programa se promovía la imbecilidad y el furor, el odio y la pacatería, el diosmelleve y diosmetraiga y se promovió el esoterismo en el que el pobre chiflado creía y que le dio tan malos resultados al final de su vida y en el que la gente sigue el patrón con el que gobiernan sus vidas... pobres ingenuos incautos, la edad del oscurantismo no ha pasado y los pobres ignorantes buscan astrólogos que les lean las estrellas y arúspices que lean sus entrañas... Y allí se promovía el humor desbordante de esa cochinada intelectual, de ese insulto a la personalidad y al intelecto que es "sábados felices" y como no, los "humoristas" de un programa sobresalían en el otro sin problemas. El mayor baldón de J. Mario fue el de uniformar mentalmente a los seguidores del programa. ¿Creerá raro alguno que este señor defendiera con vehemencia las huestes conservadoras, la familia, la tradición y la propiedad? ─Heil Hitler─. ¿y que su público fuera un gran conservador de la democracia? ¿Se murió J Mario? A mí que me importa, me vale 72 monedas de 10 centavos ─Exactamente 7 pesos con 20 centavos, moneda legal colombiana─ pero ya que me contaron... Que delicia de muerto, que se lo lleve el cielo. Que cuando yo vaya al infierno, como me predice Salomón, no quiero ver bobitos, ni imbéciles lavadores de cerebro a mi lado o por otro lado que me quemen en cazuela aparte, que caldo de paisa recalcitrante con sudor de anarquista por convicción, no lo come ni el mismo demonio.

PS: Yo recuerdo hace unos años, 6 de 7 profesores que éramos, estaban pegados a las 9:00 am viendo las predicciones del horóscopo y esperando los avances de un tal desafio... ¡qué tristeza"! y ¡qué terrible ejemplo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario