domingo, 26 de julio de 2020

Desgracias acumuladas

Pasados 90 días de estar atrapados en una continua ola de represiones civiles por parte de los gobernantes que van hasta contra el más mínimo derecho de asociación, de albedrío y de supervivencia, hacemos una sinopsis por el tedioso mundo de la pandemia en tiempos de represión disimulada, como siempre, con la bula del bienestar general. Tales van desde la cuartelización y el cierre militar de comunidades enteras hasta multas por no usar barbijo, gel o alcohol antiséptico o por no dejarse tomar la temperatura y hasta por expresar las más variadas razones de los derechos vulnerados: la consecución de los alimentos o el pago de la cartera de arrendamiento y servicios, el derecho más simple de libertad de culto o el derecho a no morir de hambre o a la atención en salud. La entrada a un restaurante o a un almacén, requiere de dejar lo más preciado de tus datos para que alguien se sienta feliz de cumplir "protocolos de bioseguridad" mientras te apuntan con una pistola de rayos láser que arroja el resultado impoluto de 34° celsius y el "médico portero" asegura que es buen síntoma y que la temperatura es normal y después te asperja con una sustancia, que de ser tan efectiva como el control de temperatura debe ser agua de rosas o algún tegumento preparado por un homeópata del centro especializado de la plaza minorista. Temperatura que ha de ser normal para una lagartija o un cocodrilo, nunca para un ser humano. A la par te exigen un número telefónico para contacto en caso de que allí se reporte un brote. La pregunta es para los que han estado enfermos y sus reportes les han salido a deber porque no les contestan o les aplazan, en el típico comportamiento de un país acostumbrado a la burocracia. Ya se han reportado muchas personas que, con síntomas, no han podido saber si están infectadas o no, o que han tenido que pasar la cuarentena de "14 días" aislándose a sí mismos porque las autoridades sólo son buenas para decir que lo hacen bien y que son infalibles como el papa. Pruebas y encierro admiten los gobernantes. Encierro y pico y cédula, pico y género y pico y pa'la casa con un comparendo es lo que obtuvimos. El país ya se desangraba, ahora está en los estertores de la muerte pues miles de personas están aisladas por la conveniencia de "un buen trabajo durante la pandemia" de los dirigentes y un perverso uso de los recursos que van desde malas compras hasta corrupción en el manejo de las ayudas que llevan el mismo camino que las de AIS, dedicadas a quienes realmente no la necesitan. ¿Resultará un respirador para Colombia? porque todita está enferma y no respira sino a medias. ¿Quién vendrá a salvar a los transportadores que no se solventan con el 30% de los pasajeros? ¿Quién, sin la panacea del tumulto, puede sobrevivir pagando arriendos, servicios y adaptando protocolos, sólo con el aforo del 30%? El país necesita una máquina de circulación extracorpórea, porque en el esquema de Gaia, los pulmones se nos agotan porque al descuido por concentrar las fuerzas en reprimir salidas, descuidaron por completo los bosques y selvas y allá hoy es una masacre... de árboles; Con eso está muerto el hígado encargado de las transformaciones químicas, pero además la industria petroquímica no es excepción y la sangre está contaminada de corrupción y política que se han vuelto sinónimas; el bazo y los riñones no funcionan porque el fiscal es más corrupto aún, si se puede; en el cerebro padecemos Alzheimer porque cada cuatro años se elige a los mismos corruptos y se les viene a descubrir las ollas podridas 15 o 20 años después para tapar las ollas podridas de los actuales y hacer la pantomima de la justicia  y epilepsia con episodios histéricos constantes, mismos que se usan para legislar; mi diagnóstico es que está en recumbencia, tiene síndrome de Cotard porque actúa como zombie, tricotilomanía porque en depresión arranca sus cabellos ─léase árboles─ y trastorno de identidad de la integridad corporal y por eso cercena sus anexos ─Los Monjes, el golfo de Coquivacoa, el mar de San Andrés─ y el corazón... Colombia nunca ha tenido corazón, por eso yo no voy al médico ni llamo a la EPS para que me vengan a hacer la prueba, porque como son, me devuelven para la casa con un paquete de aspirinas y una inyección de acetaminofén.

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