jueves, 2 de julio de 2020

El buen escribir

No hace tres o cuatro semanas que les mandé un golpe al hígado con el arte de hablar, de hablar con las normas y con las conjugaciones bien construidas. Eso de hablar como un culebrero o como un poeta o incluso como lo hacen algunos políticos ─una especie de acento pre aprendido para dar magnanimidad al discurso o al poeta, de los que recuerdo dos ejemplos: el festival internacional de poesía y Belisario Betancur─ no tiene mucha gracia, sobre todo cuando se lee con apuntador electrónico y el discurso ha sido entrenado o cuando se ha perdido todo escrúpulo y pena como el amigo conspiranoíco del que hipócritamente llamamos "país hermano". ¿Cuándo le corregimos a un venezolano que no se dice de tal manera, ni se usa el lenguaje incluyente, cuando el líder de la revolución bolivariana no sabe hablar y lo aplica en su discurso? Yo no uso lenguaje incluyente, pero los directivos del plantel y la gran mayoría de profesores que incluye a los de español y literatura, lo emplean: "todos y todas" "jóvenes y jóvanas" "rotos y rotas"... ¿Cómo les saco a los míos que eso es una soberana estupidez promovida por el gobierno para que se le considere más inclusivo? Ya habíamos planteado que es más difícil captar a alguien que habla mal que a alguien que escriba mal, por qué yo al hablar tildo llegó y abrió pero al escribirlo me tuesto, pero acá tenemos el summum periodístico en pleno. Estos días me he permitido escuchar a unos cuantos periodistas ─áreas diferentes a deportes que los comentaristas deportivos ya son animales amaestrados y las barrabasadas son tan frecuentes que no tendría donde escribir tantas─ que parecen sacados de un grupo de chapoleras, que no sé como hacemos o cómo vamos a hacer para educar por encima de esos "ídolos": Doña Claudia Gurisatti que ha aprendido a moderar la velocidad de su discurso, dice "habemos muchos comprometidos" o una entrevistada de la corte dice "ellos no introducieron" y los hay que abundan en el "dequeísmo" como la directora de contenido Idania Chirinos que hace la seña del dos con cuatro dedos ─de que estamos en pandemia, de que no llegó, de que si se mueve─ y en el "deísmo" de otros tantos ─le dieron de golpes, le hizo de rabiar─ que en mayor o menor medida lo usan. Un presentador dice, el día mundial del medio ambiente, que "se recuperaron 5000 especies" cosa que no fue y no pudo ser, pero parte sin novedad para lo que supongo quiso decir, que fue que se incautaron 5000 animales de diferentes especies. La ignorancia parece ser una buena noticia para la naturaleza pero no hay tal. Ayer no más, uno de ellos decía que habían "herido un semoviente de la policía" y luego muestran a un caballo, la cosa era ambigua sin la imagen y tuve que reírme porque si no aclaran, queda claro cual era el animal herido. El militar de alto rango dice "se aperturó un proceso", y el reportero matemático dice que "ahora las filas no serán rectas sino en zigzag"; y es tan común oírles decir "monstro" "pulvurienta" "degolla" ─por degüella─ "satisfacerá" "andó" y "en base a" que no puedo dejar de pensar en el mal que le hacen al habla y al hablante y aunque no existe una "policía del lenguaje" y voy a contra política de imponer comparendos por maltrato al lenguaje, si debería existir quien les corrigiera, por lo menos para no ir en contraposición de lo que se les enseña en la escuela. ¿pero si hubiera con quién? más díscolos que algunos profesores, en el idioma, no he encontrado y como ya están posesionados en su cargo piensan que todo está muy bien hecho, por lo menos lo que hacen ellos. Yo, de mis pocos compañeros de trabajo he conocido los dequeístas y deístas y quesuistas, a más que usan el "bibidi" para presentaciones y que no han tocado una PC ni a palos. Tuve uno que decía que "las tildes no sirven para nada" pero no porque hubiese leído a García Márquez, porque, siendo profesora de lengua materna, los libros leídos no pasaban de "La encerrada" y "Quién se robó mi queso". Quién sabe en mi infinita ignorancia cuántos errores se me pasan y no me apego a los de dicción, eso es común en quien habla, me refiero a "estravagancias" "trasatlántico" y "eccena" ─algunos dirán que trasatlántico está correcto pero a mí me suena a detrás sin la n─ "satisfació" "había" donde debió ir hubo y "solda" donde debió ir suelda, "andé" y "hubieron"... Parece que no nos vamos a salvar de la predicción de Orwell y adaptaremos la lengua impuesta por INGSOC, neolengua, acompañada de neoescritura, lo que ya vemos en los correos y chats: "ei ke si se lo va a dar a laura"; "aa buno pro"; "aki esta mi trabajo"... cómo no da para más bienvenida la neolengua.

PS: Esto no cubre a algunos políticos que prescinden del apuntador, pero que igual son malos oradores. AMLO me desespera con sus titubeos y muletillas subsonoras, además de que su inseguridad no convence a nadie. Maduro habla y divierte, pero es muy diferente producir sonido a decir algo.

PS 2: Un país que anda más preocupado por la "inclusión" que por la justicia, pero una inclusión ficticia, que es lenguaje malo y de dientes para afuera o de decretos y funciones teatrales antes que de hechos y realidades, no tiene futuro en letras o en especialidades.

PS 3: La verdad es que esa me cae mal desde que confundió a un guardia imperial con R2D2 y siguió hablando de "Star Wars" como si supiera algo, pero se nota que olvidan el español y que estos noticiarios buscan imagen no cordura o sapiencia.

PS 4: Una vez me burle de los televisores porque me habían desconectado la PC para conectar un TV y les dije que como se les ocurría cambiar una caja tonta por una inteligente. Uno de ellos me respondió: "En mi casa tengo tres cajas tontas y ni una sola de esas que no hacen nada". Aclara esto lo de "no haber tocado la PC", porque implica tocarlo que alguna neurona se prenda tratando de aprender como funciona y que tales neuronas pueden usarse para otras soluciones de proceso.

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