Yo no me vanaglorio en extremo de lo que digo o pienso, aunque me libero a mí mismo, diciendo lo que ocurrirá y lo que pudiera pasar en caso de. Desde estas páginas he predicho consecuencias, para las que basta tener un pequeño espectro del panorama y que pueden deducirse de otros casos simples. A veces son simple sarcasmo y un "cruzar los dedos" por que no pase, aunque debo repetir que mis fuentes son poco confiables y mis lecturas de la humanidad son malísimas. Una persona con ínfulas se me sale al golpe sólo con decir "yo he leído mucho sobre ese tema" y luego salir con un "chorro de babas" o en términos categóricos el ver a alguien autocorrigiéndose hipócritamente. Me sacan de quicio: la señora bienamada vicepresidenta hablando es un fastidio a los sentidos y el señor presidente no es soportable ni por quienes tuvieron la osadía de votar por él o el señor alcalde y sus hijuemil seguidores. Digamos que igual me pasa con más de un presentador de noticias a quien haya oído decir dos o tres barrabasadas como don Carlos Antonio Vélez o el ya extinto Édgar Perea. En mis cercanías no permito gente de ese tipo, aunque, en cuestiones de trabajo, tengo que soportar a algunos compañeros con su tontería: Al extremista religioso testigo de Jehová y al fanático cristiano que cita con capítulo y versículo: "amarás al señor tu dios Éxodo capítulo 20, versículo 3". Al lento que no reconoce "personal dicente" o al que se basa en los resultados de Google para determinar la certeza de una frase o una oración. A la histérica que defiende los animales a ultranza y piensa que sin ellos no puede expresar la ternura de su cerebro de mamífero, a la coqueta que piensa que a sus 50 años aún puede conquistar mozos de cuadra o que sólo, torpemente, habla de su maquillaje y su guardarropa o de lo agradecida que está con dios por todos sus dones; a la ignorante que asume que la lectura no es educativa y no es necesaria para el personal dicente o a la profesora de informática que desconoce los tipos de conectores y se refiere a ellos como "ese que tiene un montón de huequitos" o al profesor de inglés que sólo conoce la frase "hellow everybody" por lo menos los chicos responden al unísono "hellow teacher". Pobrecitos, ellos también han debido soportarme porque yo no soy una "perita en dulce" si alguien me grita, yo le grito más duro, trato a todo el mundo de idiotas, estúpidos e imbéciles y no me aguanto recalcarles un error ortográfico o de concepto; el que ponga algo sobre mi escritorio sabe que lo encuentra en la basura y si no hay una razón, no atiendo a nadie. Si le ponen comida a los animales dentro del salón de profesores o si acarician gatos y perros y no se lavan, reciben mis reconvenciones. Curiosamente la mayoría de ellos sale corriendo cuando llevo un sapo entre mis manos que debí sacar del restaurante o de la poceta, ahí sí, desaparece el mamífero maternal y aparece el cristiano que repudia a los animales que se arrastran y croan. Se puede predecir que contestarán a los que se les pide que conviertan su casa en albergue para animales callejeros que jurarán que es más que suficiente que los alumnos los vean en el colegio siendo maternos mamíferos. Tratar bien a los animales no incluye alimentarlos, pienso yo, y que no los acaricie o que no me gusten no quiere decir que no los respete, mientras ellos respeten mi comida o mi espacio, cosa que no van a hacer mientras una sola persona sea cariñoso con ellos o les de comida que cada animal es dirigido por instinto. Un león que no caza es un gatito tras las rejas y un gato que no atrapa ratones pierde la finalidad por la que fue domesticado, aunque hoy aparecen como animales de compañía, de lo cual dudo bastante. Al final de la jornada y luego de tantas vueltas sobre el entorno, puedo responder la pregunta y predecir que me resultaría bastante defectuoso que Trump salga a su segundo mandato presidencial, luego de haber demostrado su incapacidad para el reinado y las mil y una mala salidas de su innato don de niño malcriado: el ataque a Huawei, el ultimátum a Twiter, su idea del muro y su antihispanonoamericanismo, cómo su repudio a los libros de Bolton y de su sobrina Mary que lo ponen en evidencia, salve su dedicación a derrocar el Obamacare, su instinto de combate y carnicería mostrado en sus trinos, su actitud que grita que no quiere dejar de ser el centro de atención mundial para volver a ser sólo el magnate dueño de una torre. No. Será un presidente sin reelección, lo que no ocurría desde épocas de papá Bush, lo que le provocará otra rabieta que con suerte le provoca un infarto y nos libramos de tan terrible presencia, que más que presencia es el ejemplo de una dictadura y de los pasos de un encarnado con sueños de emperador. ─aquí me echo la bendición y digo amén─.
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